Rosaura Barahona / ¡Si no hay responsables!

AutorRosaura Barahona

Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua, declaró que la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene errores hasta en las paredes porque muchas de las cédulas con las cuales se identifican sus murales y esculturas tienen faltas de ortografía.

A menudo señalo aquí algunos errores de nuestros reporteros locales. Hay quien lo aplaude y quien lo critica. Me acusan de ser mala y de ensañarme con quienes se inician en el oficio, pero no es así.

Se supone que los locutores, presentadores, reporteros y conductores (horrible y equivocada traducción) de tele o de radio deben pasar un examen para obtener una credencial antes de ser autorizados a hablar en público.

Al tenerla se comprometen a no decir obscenidades y a usar un lenguaje coloquial, pero decoroso.

Por eso cuando alguno dice: "Se sospecha que fue un autosuicidio" o "El cadáver apareció con las manos amordazadas en la espalda y ya sin signos vitales", no nos queda sino tomarlo con sentido del humor. El disgusto y las quejas no ayudan en nada. Me consta.

Pero esos jóvenes desconocedores de su lengua son una cosa y los libros de la SEP, otra.

Los libros de la SEP deben servir para educar a millones de nuestros niños, pero si tienen faltas de ortografía, información equivocada o tendenciosa, hacen más daño que bien.

Algunos de los libros gratuitos para el ciclo escolar 2013-2014 que ya están siendo enviados a los colegios tienen 117 faltas de ortografía, pero no han dicho cuáles.

Grupo REFORMA solicitó a la Subsecretaría de Educación Básica y a la SEP la lista de los errores, pero el área de Comunicación Social informó que sólo se entregará a los maestros.

A nosotros qué nos importa, ¿verdad? Aunque paguemos los libros, no tenemos por qué enterarnos de cómo se despilfarran nuestros impuestos al imprimir 225 millones de libros con errores.

Emilio Chuayffet, Secretario de Educación, tomó tres decisiones al respecto: a) reconocer públicamente las pifias; b) contratar a una comisión de lexicógrafos de la Academia de la Lengua Mexicana para realizar las correcciones tanto de los libros como de las cédulas y c) abrir una investigación para encontrar a los responsables.

Aunque Chuayffet reconoció las pifias, aclaró que no son imputables a su equipo porque los libros ya se estaban imprimiendo cuando él tomó posesión.

Los lexicógrafos entregarán, a finales de este año...

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