Rosaura Barahona / La impunidad en hamaca

AutorRosaura Barahona

Mis vacaciones ideales son en Chivana, playa hondureña, en donde unos primos queridos tienen unas casitas frente al mar y comparten una palapa con asadores, mecedoras, tumbonas y hamacas.

Acostarme en una hamaca, sin pensar en nada por unas horas, y dejarme arrullar por el mar es un lujo, aunque nada a mi alrededor sea lujoso.

Para disfrutar una hamaca se necesita paz interior o, por lo menos, una buena dosis de tranquilidad. Por eso lo hago cuando puedo desconectarme y no tengo que escribir artículos, organizar talleres ni asesorar maestros.

Pocas cosas son equiparables a darse permiso de disfrutar lo disfrutable mientras el mundo rueda lleno de problemas, conflictos y grillas. Son periodos breves dedicados a recargar las baterías para reintegrarnos a este mundo cada día más complicado.

México está pasando por una etapa crítica de la que saldrán cosas buenas y malas. Muchos ciudadanos empezamos a ser más conscientes, hablamos más, nos organizamos más, cuestionamos, gritamos, señalamos, criticamos y creemos en la necesidad de ejercer nuestros derechos y exigir cuentas claras y el chocolate espeso.

Pero los gobernantes se atrincheran y ensordecen, y nuestros airados reclamos son como la brisa marina de mis vacaciones: los refrescan.

¿Que Videgaray ya debería haber renunciado por el conflicto de interés de su casa Higa en Malinalco? Por Dios, ¿cuál conflicto de interés? Todo fue legal. Nada más nosotros, mal pensados, creemos lo contrario.

Virgilio Andrade, el achichincle nombrado por y dependiente de Peña Nieto para investigar la transa de la "Casa Blanca" de su esposa no ha encontrado ni encontrará problema alguno porque todo fue lícito y transparente. Nos podíamos haber ahorrado el costo de la investigación.

A diferencia de mí, que tengo vacaciones una vez al año, las de la impunidad son perennes. En este México lindo y querido ése es su estado casi natural.

Aquí la impunidad es intocable y por eso se mece tranquila en su hamaca, ajena al caos que la rodea. Nuestros políticos la han alimentado tan bien y durante tantos años que no sólo se siente segura, sino protegida y arropada por las autoridades federales, estatales, municipales, por el Senado y el Congreso, por los Congresos locales y por millones de burócratas.

¿Que es una exageración? A ver, veamos.

¿Qué...

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