Rosaura Barahona / Heridas de muerte

AutorRosaura Barahona

En su poema "Nocturno", el poeta español Rafael Alberti habla de cuando las palabras ya no sirven: "... Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,/ humaredas perdidas, neblinas estampadas,/ ¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,/ qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!

"Balas. Balas.

"Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,/ lo desgraciado y muerto que tiene una garganta/ cuando desde el abismo de su idioma quisiera/ gritar que no puede por imposible, y calla.

"Balas. Balas.

"Siento esta noche heridas de muerte las palabras".

Leemos sobre las respectivas reelecciones de Elba Esther Gordillo y de Carlos Romero Deschamps, sobre los delincuentes que estafaron en el sorteo Melate y ahora exigen a la Procuraduría descongelar sus activos ¡para poder cobrar lo estafado!, sobre el robo del cuerpo de "El Lazca" (del que nadie es responsable), sobre los continuos secuestros y ejecuciones, sobre los adolescentes borrachos dispuestos a matarse día tras día, sobre las omnipresentes gemelas: corrupción e impunidad... y lo explicamos sólo porque las palabras están heridas de muerte.

Las palabras del mundo legal no valen nada porque sus enunciados siempre tienen rendijas por donde se salen los tramposos.

Las palabras de los gobernantes dicen una cosa y la realidad, otra distinta.

No es fácil tener, una y otra vez, la ley de nuestro lado y las evidencias irrefutables para acusar y que nunca pase nada.

Las continuas cartas y los reclamos de los lectores, de algunos medios, de los grupos ciudadanos, de las asociaciones, de las cámaras de la iniciativa privada, de los tratados injustamente en muchos ámbitos... todo eso está lleno de palabras y, a pesar de que muchos las repiten, en realidad casi nadie las oye, las lee, las comprende y, menos, las valora.

Sin embargo, no nos queda sino trabajar con estas palabras heridas de muerte porque regalar el silencio a los seres deleznables que se caracterizan por agotar todos los adjetivos sería volvernos cómplices de ellos.

Los mexicanos tenemos expresiones muy significativas: cuando estamos destrozados o sufrimos por algo, lloramos, nos quejamos y nos resistimos mientras lo vamos asimilando poco a poco hasta que decimos: "Bueno, ni modo". Ése es el anuncio de la aceptación o resignación. Nos dolió, pero ya pasó y a seguir adelante.

¿Larrazabal e Ivonne violaron la ley y se fueron tan frescos por su fuero?... ni modo. ¿En varios...

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