Rosaura Barahona / Es tan difícil

AutorRosaura Barahona

Lo que contaré sucedió en Monterrey, aunque dada la imbecilidad de muchos abogados (no todos, por fortuna) pasa en todo el mundo. Y para muestra basta un botón: Anuar González Hemadi.

Un grupo de alumnas de Derecho, indignadas, se quejaron de que algunos maestros (abogados todos) aseguraban (y no permitían cuestionar sus criterios) que una violación exigía, por lo menos, la presencia de dos hombres porque un hombre solo no podía violar a una mujer sin su participación. Y cerraban su exposición diciendo: "Termina por gustarles, así que no es violación".

El director de la carrera estuvo acuerdo con eso y no hubo manera ni de que cambiara su criterio ni de que exigiera a sus secuaces cambiarlo.

Los secuaces no fueron recontratados y el director, tras otro error, fue retirado de su puesto. Lo sustituyó alguien decente y honesto que entendía lo absurdo de la posición de estos machos cabríos, a quienes deseamos que nunca una hija les sea violada.

Pero esos malos abogados abundan.

Yo no digo malas palabras comúnmente, pero hoy podría escribir muchas ante el criterio de Anuar, el juez veracruzano que amparó a uno de los "Porkys" y ante el apoyo recibido por parte de muchos abogados que anteponen los criterios legales a la inhumanidad de lo sucedido.

Anuar dijo que no hubo violación porque no hubo placer del chico al meter los dedos en la vagina de la niña y tocarle los senos.

Ya aquí tuvimos a un juez que declaró que no había habido violación porque el "no-violador" usó un instrumento no natural para la penetración.

Ya salió de la cárcel la mujer para quien, inmerecidamente, habían pedido 40 años de cárcel por haber dejado caer una piedra en la cabeza de su esposo quien la violaba con frecuencia y la alquilaba a sus vecinos para que también la violaran con el pene, con un palo de escoba o con lo que se les antojara. Las ganancias del negocio eran para seguirse emborrachando. ¡Y ella era la única culpable!

Con frecuencia algunos sacerdotes y obispos aseguran que las mujeres y los niños buscan ser violados y los pobres religiosos, inocentes y reprimidos, sólo les dan gusto. Y, claro, los culpables son los provocadores.

Me es tan difícil leer esas cosas, como leer que hay un movimiento pro...

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