Rompen el mito del niño flojo

AutorAna Marín

A sus 10 años, Clint añoraba convertirse en veterinario y trabajar en el rancho de su familia, pero su rendimiento escolar dejaba mucho que desear: nunca sacaba buenas notas, e incluso hubo que educarlo en casa, porque en el colegio querían obligarlo a repetir año.

La historia de este niño sirve a Mel Levine, autor de Contra el mito de la pereza (Paidós) para demostrar que la flojera, como tal, no existe.

Los menores como Clint son capaces de aprender, pero tienen una "producción deficiente", generalmente causada por un problema neuroevolutivo, asevera el pediatra estadounidense. Aunque prometen que lo intentarán y tienen toda la buena intención, rara vez lo consiguen. No tiene nada que ver con la voluntad, dice el también profesor de pediatría de la Universidad de Carolina del Norte.

Eduardo San Esteban, neurólogo pediatra, coincide con él en que la idea del niño flojo porque sí es fantasiosa.

"No encuentro ninguna razón por la cual un niño no quiera hacer sus actividades y voluntariamente se enfrente a una gran cantidad de problemas derivados. Los niños que no funcionan al realizar sus tareas lo hacen por razones específicas, y no porque sean flojos", afirma el miembro de la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica.

Así que la próxima vez que quiera acusar a su hijo de vago, piénselo, porque ese tipo de etiquetas, lejos de ayudarlo, lo perjudican.

"Cuando decimos que alguien es perezoso, le estamos condenando como ser humano. Todos anhelamos ser productivos, todos los niños preferirían hacer los deberes y ser elogiados por su calidad", considera Levine.

En el funcionamiento cerebral hay factores bioquímicos que pueden estar relacionados con cierta fatiga o apatía, y en algún momento afectar el aprendizaje, explica Beatriz González Ortuño, psicopedagoga.

María Eugenia Toledo, investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional, está de acuerdo con ambos expertos.

"Creo que los niños son activos, que si tienen flojera es porque lo que les está ofreciendo la vida no son retos; al niño le da flojera hacer cosas que para él no representan nada nuevo, no le dan posibilidad de pensar, de divertirse, de salir de la rutina. Si hay falta de interés en las cosas que suceden en la escuela, es porque seguramente no le están permitiendo desplegar su curiosidad".

Los trastornos

San Esteban señala que todas las habilidades de un ser humano están condicionadas por factores genéticos y medioambientales, y muchas de ellas se relacionan con el sistema...

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