Rompen los límites entre ópera y cine

AutorMauricio Velázquez de León

NUEVA YORK.- En 1672, el pintor holandés Johannes Vermeer deja su hogar de mujeres e hijos en Delf para pasar 14 días en La Haya. Son tiempos turbulentos para Holanda, y 1672 pasaría a la historia como "el año del desastre". Francia, Inglaterra y el obispado Alemán declararon la guerra en su contra, y en un desesperado intento por detener la invasión francesa, se ordena la apertura de los diques. Como consecuencia, el comercio y la industria se paralizan, provocando la mayor crisis financiera en la breve historia de la República Holandesa y el fin del Siglo de Oro neerlandés.

Johannes Vermeer moriría arruinado tres años más tarde, inscribiendo su nombre en la historia del arte con las elegantes composiciones en las que expresó su fascinación con el color y la luz en escenas domésticas de extraordinaria intimidad. Cerca de 30 lienzos sobrevivieron a Vermeer, y en todos ellos aparece como leitmotiv una carta, ya sea en el momento de ser escrita o leída por el personaje en la composición.

Hasta este punto la historia es real, y mucho se ha especulado sobre el contenido de estas enigmáticas cartas.

Una posible respuesta corre a cargo del director cinematográfico y artista visual británico Peter Greenaway, y del compositor minimalista holandés Louis Andriessen, quienes especulan sobre el contenido de estas correspondencias en Escribiendo a Vermeer, pieza operística que tras su premier mundial en Amsterdam (diciembre, 1999), y su presentación en el Adelaide Festival en Australia (marzo 2000), llega a la ciudad de Nueva York para inaugurar el Festival Lincoln Center 2000.

Con libreto de Peter Greenaway, música de Andriessen y codririgida por el propio Greenaway y Saskia Boddeke, Escribiendo a Vermeer conjetura sobre la posibilidad de que durante aquellas dos semanas de mayo de 1672, Vermeer se mantuvo informado de las noticias familiares a través de 18 cartas escritas por tres mujeres. Contrastando la paz doméstica de Vermeer con la turbulenta situación en Holanda, Escribiendo a Vermeer es un alucinante banquete de música, imágenes, palabra escrita y agua, que da continuidad a las preocupaciones artísticas en la carrera de Greenaway expresadas en filmes como Prospero's Books (1991), y El libro de cabecera" (1995), y representa su tercera colaboración con Andriessen tras haber reunido sus talentos en el filme M is for Man, Music Mozart (1991) y en la extravagante opera Rosa: A Horse Drama (1994), que gira alrededor de la historia de un compositor...

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