Roger Bartra / El machete, paradojas y azares

AutorRoger Bartra

Se acaba de publicar la edición facsimilar de una revista política que dirigí hace muchos años, en 1980-81. Aparece gracias al Fondo de Cultura Económica con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y del INAH. El equipo editor fue encabezado por Luciano Concheiro y Gerardo Villadelángel. El machete fue el fruto de una extraña y sorpresiva serie de paradojas, coincidencias y azares. Todavía hoy, cuando recuerdo aquella época lejana en que dirigía la revista, soy incapaz de explicarme plenamente la peculiar coyuntura que dio lugar a su publicación. El machete fue parte de la transición de la vieja y decadente izquierda comunista a nuevas formas de actuación política. Esta es la primera paradoja: crecieron nuevas expresiones de la política en el contexto de un viejo partido en proceso de extinción. Pero el experimento duró poco: después de publicar quince números la revista fue liquidada por las patadas de ahogado de la vieja izquierda.

En diciembre de 1979 me llegó la noticia de que el Comité Central del Partido Comunista Mexicano, recientemente legalizado, me había nombrado como parte de una pequeña comisión que debía impulsar la creación de una nueva revista mensual (en la comisión estaban además Jorge G. Castañeda y Fernando Danel). ¿Era creíble que la maquinaria burocrática de un partido comunista impulsase una revista plural, abierta y heterodoxa? Lo primero que hice fue reunirme con el secretario general del PCM, Arnoldo Martínez Verdugo, con quien me unía una buena amistad. Le pregunté si realmente había recursos para financiar una revista de gran tiraje y si podría funcionar de manera independiente y no como un órgano del partido. No solamente me aseguró que se pensaba en una revista autónoma con una inversión asegurada, sino que creía que yo debía ser su director y que tendría todo su apoyo. El resultado de esta situación paradójica fue que la revista apareció anunciando que era "propiedad del PCM": no sería un órgano o un apéndice sino una extraña empresa que fue objeto de no pocas burlas a propósito de la contradicción de un partido comunista operando una propiedad presuntamente privada. Desde luego hubo algunas complicaciones y surgieron problemas, pues varios...

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