Roger Bartra / Desigualdad y capitalismo

AutorRoger Bartra

Se ha puesto de moda criticar a la izquierda moderna y alabar las posiciones más radicales. A los críticos les vendría bien, ya puestos a batirse contra lo moderno, leer el reciente libro del conocido economista parisino Thomas Piketty. Este economista francés publicó el año pasado un extraordinario libro de 950 páginas sobre el capitalismo y la desigualdad que merecería ser confrontado por quienes se oponen a una izquierda reformista moderna (Le capital au XXI e siècle, París, 2013). Después de tantos años de sufrir a los "radicales" exaltar a la diferencia más que a la igualdad, el libro de Piketty es un viento fresco y bienvenido. No es que la defensa de las diferencias (de los grupos étnicos, las minorías sexuales) deba ser menospreciada. Pero la izquierda había olvidado su principal razón de ser: la lucha por la igualdad.

El libro de Piketty muestra que no hay una tendencia "natural" hacia la disminución de la desigualdad. Hubo efectivamente una disminución en el periodo 1914-1950, pero terminó durante los gloriosos treinta años de la posguerra, después de los cuales llegó una época que abrió el paso a una desigualdad creciente. Un aspecto fundamental en el análisis de Piketty es que demuestra que las modalidades del desarrollo económico dependen principalmente de factores extraeconómicos. Por ello critica con agudeza a los economistas de Estados Unidos que sufren una pasión infantil por las matemáticas y la especulación teórica. Y por ello también acude con frecuencia a la literatura, especialmente a las novelas de Balzac y de Jane Austen, para apoyar sus interpretaciones. En cierta manera propone un retorno a la economía política clásica.

Sin embargo lo que descubre no es una tendencia del capitalismo a hundirse bajo el peso de sus contradicciones internas. El capitalismo impulsa con éxito las desigualdades sociales, una tendencia que puede contrarrestarse principalmente gracias a la difusión de competencias y conocimientos, tanto a escala global como nacional. Los flujos que difunden educación y tecnologías son un factor importantísimo que frena la expansión de la desigualdad. Pero estos flujos no funcionan automáticamente: es necesario impulsarlos desde las esferas políticas y culturales.

Piketty descubre que el factor decisivo que impulsa la desigualdad no es tanto la acumulación de capital en las...

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