Rogelio Ríos/ Operación Marquís

AutorRogelio Ríos

Un cliente pregunta asombrado en la ventanilla del banco cuando, al realizar un cuantioso depósito en efectivo, la cajera, al anunciarle nuevos requisitos, le pide su identificación: ¿hasta en eso hay que identificarse?

Cuando los recientes operativos militares en San Pedro, un vecino se quejó de que sus hijos no podían jugar en el parque ante la presencia de los soldados, aunque inexplicablemente no dijo algo acerca de vivir en la misma calle que un presunto lavador de dinero del narcotráfico.

Al llegar la lucha contra el narcotráfico de manera abierta a las calles de Monterrey y San Pedro, la primera reacción de los vecinos ha sido de desconcierto y temor, pues no están acostumbrados a la presencia de soldados en las calles ni comprenden los alcances de una estrategia internacional contra el narcotráfico que va a traer cambios en la vida cotidiana de las personas.

Lo sucedido hace días en San Pedro y la ciudad de México durante la ejecución de la Operación Marquís es parte de una estrategia forjada entre México y los Estados Unidos años atrás para combatir de manera conjunta al tráfico de drogas y el lavado de dinero.

De su éxito o fracaso depende que nuestra sociedad se libere o se convierta en rehén del narcotráfico.

Desde 1996, para la Embajada de Estados Unidos en México, el narcotráfico era ya tema prioritario, junto con el intercambio comercial, en su agenda contra el cuarto lugar que ocupaba apenas en 1995.

En 1996, señala el analista de seguridad nacional Juan Enríquez, México fue el país latinoamericano que más fondos recibió para entrenamiento y capacitación militar internacional, gracias a los cuales cientos de soldados mexicanos recibieron entrenamiento en Fort Bragg.

Un informe del Departamento de Inteligencia de la Defensa estadounidense, citado por Enríquez, explicaba la causa por la cual los organismos de inteligencia del vecino del norte habían reforzado su vigilancia sobre México con un notable incremento en personal y recursos:

"Las perspectivas para la inestabilidad pueden aumentar si el (entonces) Presidente Zedillo no puede, de manera eficaz, enfrentar una maraña de problemas políticos, económicos, sociales y crear confianza en su liderazgo".

La culminación de esa tendencia al interior del Gobierno estadounidense, y lo que sustenta a los operativos conjuntos mexico-americanos, fue un acuerdo llamado Alianza Antidrogas entre México y Estados Unidos, firmado en mayo de 1997 por los Presidentes Zedillo y Clinton que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR