Rogelio Narváez Martínez / Dialéctica electoral

AutorRogelio Narváez Martínez

Una democracia sin un entramado institucional y cultural fundado en valores y principios basados en la dignidad humana, fácilmente degenera en demagogia y en fórmulas políticas contrarias a la libertad y justicia.

(Conferencia del Episcopado Mexicano, "Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con Todos")

La dialéctica es un método del conocimiento nacido de la discusión de opiniones opuestas utilizado por Platón y Aristóteles, que se perfeccionó con Kant, Hegel, Fichte, Marx y Engels, y usado últimamente por Popper. Quiero utilizar este presupuesto metodológico, en orden a iluminar algunas realidades de nuestros días.

La dialéctica es un antagonismo de contenidos en un triple paso en las así llamadas tesis, antítesis y síntesis en el pensamiento de autores que, aun y con modificaciones, consideraron este método como excelente para la aprehensión de la realidad.

El lugar original para el aprovechamiento de la dialéctica es la conversación y nunca el silencio, ni la apatía, ni la intimidación, ni mucho menos el monólogo empobrecedor.

Es por lo anterior que como cristianos, mexicanos, y ministros, amantes de Jesucristo y de nuestra patria, respetamos las diferentes opiniones generadas en el hombre y en las instituciones de nuestro tiempo; pero necesitamos proponer la "tesis" del cristianismo, a fin de que cada mexicano haga su discernimiento y elabore su propia síntesis.

A causa de lo mencionado, en los areópagos actuales hemos propuesto elementos de una cultura de vida, buscando no llegar a la degradación de una humanidad como especie que, equivocadamente, se empobrece al desplazar a Dios de sus esquemas.

Y, precisamente, ante los efectos reales de la respetable tesis del hombre sin Dios, se propone una tesis que funciona como antítesis: la necesidad de ver al hombre como hijo de Dios, pero sin olvidar que se tiene un Padre común que a todos nos hace hermanos.

Esta es la antítesis propuesta por nuestros obispos que, si bien respetan a toda persona, no tienen por qué estar totalmente de acuerdo con todos sus esquemas.

Formamos parte de la Iglesia y de nuestra nación, y consideramos que la verdad es una realidad objetiva que no surge ni de consensos, ni de oportunismos electorales, ni de plebiscitos y esto nos debe llevar a entablar el diálogo más maduro.

Respetamos a nuestras instituciones, pero como mexicanos libres estamos convencidos de que aun cuando la mayoría y una legislación esté de acuerdo con llamarle "derecho" a un delito, como...

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