Rogelio Campos / Realidad foxiana

AutorRogelio Campos

Sobran adjetivos para Vicente Fox, pero las más recientes revelaciones nos permiten concluir que estamos frente a una personalidad con serios trastornos. Fox se ha consagrado como un hombre mitómano, desmemoriado, bipolar, mantenido y, por si fuera poco, débil ante las tentaciones materiales.

La mitomanía es la tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice. Varias publicaciones han dado cuenta de las pequeñas y modestas propiedades de Fox. "No es mío ese rancho, no son mías esas propiedades, no son mías esas cabañas en esos terrenos", habría dicho el ex Presidente de manera enfática, elocuente.

Investigaciones que han sido publicadas después de la verdad foxiana demuestran que Fox miente. Miente, como lo hizo cuando dijo que ningún funcionario del Gobierno mexicano había presionado a Fidel Castro para salir de México en aquella visita a Monterrey. El "comes y te vas" reveló la mentira. Los datos del Registro Público de la Propiedad ahora conspiran contra Fox, al igual que conspira el hecho de que las cabañas construidas en el rancho sean obra del mismo arquitecto que hizo las de Los Pinos.

Fox, que se cree sus mentiras, lo cual es propio de un mitómano, nos dice dónde hay que buscar su patrimonio. Según él, sus declaraciones patrimoniales son la fuente única de verdad. Lo curioso es que en esas declaraciones no aparecen sus vehículos: ni el Jeep rojo flama, ni el (o los) Hummer, ni el Jaguar; a excepción de este último, hay múltiples evidencias de que los otros vehículos ya eran usados por Fox antes de concluir su gestión.

El caso del Jeep revela otras debilidades de la pareja. Se ha documentado que el vehículo fue comprado por un empresario a petición expresa de la señora Sahagún. El empresario ofrece pormenores de tiempo, modo y lugar. El Jeep fue un "regalo" que habría hecho la detallista y amorosa Primera Dama a su esposo con motivo de su Segundo Informe de Gobierno. ¡Qué lindo!

Sólo que este es un regalo que, por su monto, prohíbe la ley, como muchos otros que habrían recibido, según varias publicaciones, y que se habrían llevado para acrecentar el patrimonio familiar o quizás el de las nobles fundaciones: Centro Fox o Vamos México. Vamos, si esas fundaciones tienen fines tan nobles, por qué habrían de cuestionarse estos pequeños detalles. Si fueron para el patrimonio familiar, entonces la argumentación de la defensa y de la contraofensiva está lista: los de antes robaron más.

Lo que pasa por alto el...

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