Rogelio Campos / Chivas y rediles

AutorRogelio Campos

Hoy se inaugura -con partido de futbol- el nuevo estadio de las Chivas. El argot futbolístico nos diría que las Chivas tienen nuevo "redil". Los rediles son parajes cercados con una valla de estacas y redes, donde los pastores recogen el ganado. La prensa especializada se ha referido en múltiples ocasiones al redil de las Chivas sin incurrir en lo políticamente incorrecto o en la connotación peyorativa.

Hay otras situaciones en las que figuradamente podemos hablar de rediles. Es el caso de la malla ciclónica que se instaló el pasado fin de semana en el muro de contención que divide el sentido de los carriles del Periférico. Se colocó para la operación y funcionamiento del nuevo "redil" y va desde la salida del estadio hasta el puente peatonal de la Universidad del Valle de México, para evitar que los peatones crucen en el nivel del arroyo vehicular.

No es el único caso en el que se ha optado por instalar barreras físicas para humanos como si se tratara de animales. Igual sucede con las barreras físicas que dividen a los jugadores de los aficionados en los estadios. Recientemente este tipo de mallas se ha empezado a retirar en México. En el Old Trafford, estadio de los Diablos Rojos del Manchester United, hace tiempo que se juega sin estas barreras divisorias.

Resulta entendible que en el caso de las Chivas haya rediles y que en el caso de los toros haya toriles. Las barreras físicas -en algunos casos- son propias para los animales. Lo anterior, con el riesgo de lo que digan los defensores de los animales.

Debemos reflexionar sobre las razones que nos llevan a instalar en México este tipo de barreras para humanos, como los topes que pretenden que los vehículos se detengan o reduzcan la velocidad.

En no pocas ocasiones estas barreras son destruidas: las mallas que incentivan a cruzar por el puente peatonal son levantadas o las tumban para poder cruzar por el arroyo vehicular. En otras ocasiones las barreras son ignoradas: los conductores pasan rapidísimo por encima de los topes o reductores de velocidad... aun a costa de atrofiar las llantas o la suspensión de sus propios vehículos.

En un país desarrollado, un disco que marca el límite de velocidad hace que -como por arte de magia- los conductores la reduzcan, y con ellos, los peatones atienden las diversas limitaciones y prohibiciones que se les indican por medio de señalamientos.

Lo...

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