A rodar con Betsabeé

AutorLourdes Zambrano

Amante de la gráfica popular, crecida en un barrio céntrico de la Ciudad de México, formada en París y asidua lectora de los diarios, Betsabeé Romero ha sabido mezclar todos estos elementos en objetos artísticos, que hoy se podrán ver en Marco.

"Betsabeé Romero. Lágrimas Negras" reúne la última década de trabajo de la artista capitalina, nacida en 1963, quien ha adoptado como símbolo el automóvil, especialmente sus "pies", las llantas.

"Mi hipótesis fundamental es que la rueda, en algunas culturas como la mesoamericana, no se usó para los vehículos, pero sí se usó para la memoria", señala Romero en entrevista.

Las llantas que utiliza la artista son usadas, tomadas de automóviles viejos y de chatarra, que transforma en grandes "sellos" que van grabando superficies y contando la historia de un lugar o situación.

Sobresalen "La Casita de la huella", hecha con ladrillos; "Ciudades que se van"; "Proyectos masticados", que coloreó con chicles; "Piel de azúcar", en donde utilizó el endulzante natural; "Hasta la última gota"; y "De reojo", un gran cuarto lleno de espejos retrovisores que hace alusión a las condiciones de vida de las jóvenes de Ciudad Juárez.

También "Una escalera hacia el otro lado", formada por un vocho pintado con nubes sobre el que se apoya una escalera infinita; "La vuelta al Zócalo en 80 segundos"; "El misterio de los capiteles", "Mezquita urbana" y "Rosetones urbanos", trabajos recientes.

No puede faltar la simbología tradicional mexicana, como la devoción a la Virgen de Guadalupe, las grecas precolombinas, el papel picado, con los que habla sobre fenómenos sociales que la preocupan, como la migración, la violencia hacia las mujeres, la degradación urbana y las ciudades...

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