Rodada entre polvo y obras

AutorJorge Ricardo

TECÁMAC.- Los más sentimentales llegaron con la bandera de México amarrada a la espalda, en la licra negra o en una banderita fija en el casco de ciclista que los cubría también del sol de 28 grados.

"Es un orgullo, un orgullo el Aeropuerto Felipe Ángeles. Desde temprano estamos acá, es increíble, es inmenso, estoy asombrado realmente", decía Alejandro Dimas con una bandera tricolor como capa, pedaleando la rampa.

La entrada de la terminal de vidrio de mil 96 metros de longitud, que será inaugurada dentro de una semana, estaba al enfrente y a su izquierda el hotel Holiday Inn de ocho plantas y cuatro estrellas aún inacabado, vacío, con decenas de obreros columpiándose arriba, arreglando las ventanas, mirando el campo seco y los remolinos que subían al cielo pardo.

En la Plaza Mexicana, una terraza para mirar la torre de control y el polvo, había música.

La Secretaría de la Defensa Nacional organizó una paseo ciclista por su aeropuerto, el que construyó, administrará para civiles y le dará sus ganancias.

Había presentes grupos de música que cantaban canciones de Luis Miguel y Rocío Dúrcal, y una banda militar afuera de las salas de espera, juegos para niños, venta de chicharrones y papitas.

"Esto es como cuando abrieron Los Pinos, se abarrotó", recordó Gildarda Pérez, una mujer de cabello gris y suéter guinda que llegó desde Tlalpan, sin bicicleta pero a bordo de los camiones.

Medio millar de visitantes fueron trasladados con sus bicicletas gratis desde la Alameda de la Ciudad de México en camiones de la Red de Transporte Público.

En un domingo sin tráfico, hicieron 50 minutos sobre la México-Pachuca aún en obras, pero fueron más los que sortearon con sus propios medios las vías terrestres inacabadas. Ya adentro, los militares los trasladaban en camionetas o ellos se movían en bicicleta, incluso sobre las pistas, y hacia el Museo del Mamut.

"Si no podemos volar, por lo menos ya lo vinimos a conocer", le dijo a su familia un comerciante que salió de Hidalgo en un auto desde las cinco de la mañana con dos niños.

"Bueno, es un decir, en plan de relajo, pero cuando ya esté en operación primeramente Dios podamos

darnos ese lujo", agregó.

Había una rara combinación de orden militar y campaña política, con reparto de lonches y acceso a las pistas de aterrizaje, donde los asistentes pudieron mirar el cristal recién colocado, los sillones aún envueltos en plástico, los jardines llenos de polvo y las zanjas apenas preparadas para las cimientos.

Pero...

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