Roberto Zamarripa/ ¿Cuál historia?

AutorRoberto Zamarripa

El pasado martes 19, el Presidente Vicente Fox hizo un pronunciamiento singular.

Luego de la liberación del General José Fran-cisco Gallardo, que implicó un cuestionamiento a la justicia castrense y respondió a las presiones de organismos internacionales que han criticado las acciones represivas del Ejército mexicano, y en medio de la discusión sobre las implicaciones de esa institución en la Guerra Sucia de los 70, Fox en un intento de reparación de daño, deslindó a los militares de toda responsabilidad en capítulos todavía sin cerrar como la matanza de octubre de 1968, las persecuciones de disidentes que lucharon en contra del fraude electoral, o los ataques en contra de los movimientos sindical y agrario.

"Fieles observadores de la legalidad, han aceptado y apoyado históricamente aquellas decisiones de las autoridades civiles. Por ello, no podremos ni debemos adoptar interpretaciones unilaterales de los episodios históricos a los que se ha vinculado a nuestro Ejército, formado en la subordinación a las decisiones de las instancias civiles", dijo Fox.

No es fácil hacer una interpretación histórica del papel del Ejército en incidentes cruentos y en episodios dolorosos para el país. Mediaron órdenes y mediaron decisiones políticas. Mediaron presiones y mediaron Generales que coincidieron con una política de confrontación de las movilizaciones disidentes. De esa política saben los panistas -si no que Luis Héctor Alvarez platique con Santiago Creel y Vicente Fox de cómo el Ejército intimidó su campaña electoral presidencial en 1958-, y conocen cómo en las distintas acciones de resistencia civil en contra del fraude electoral tuvieron en el Ejército en el factor represivo y disuasivo que aplacó sus movilizaciones.

El debate abierto sobre cómo inscribir en los libros de texto gratuitos la participación del Ejército en la matanza de Tlatelolco no pudo concluir y tampoco modificó sustancialmente la enseñanza de la historia mexicana.

Era difícil bajo un régimen priísta cuya historia oficial no tuvo en cuenta el significado de la lucha por la democracia en los últimos dos tercios del Siglo 20. La historia oficial del priísmo, la plasmada en los libros de texto, no varió sustancialmente de los discursos anuales y sexenales, de la repetición de letanías en todas las conmemoraciones, de la consagración de las mismas efemérides que enaltecían al poder unipartidista y de la validación de los Presidentes posrevolucionarios como los prohombres de la...

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