Opinión Invitada / Roberto Martínez H.: El pueblo legislador

AutorOpinión Invitada

¿Qué acaso en México no importa el ciudadano más allá de los votos? Es una pregunta inevitable porque muchas veces así pareciera suceder.

En América Latina, México se presenta como única excepción de democracia directa al no incluir ningún mecanismo de este tipo en su Constitución federal.

Según el trabajo de la investigadora y doctora en Ciencias Políticas y Sociales, Yanina Welp, publicado en el 2010 en la revista Nueva Sociedad, en las democracias más avanzadas como Suiza el sistema político se basa en los procesos de democracia directa; entre otros, el referendo.

Y aunque la legislación se ha implementado a nivel local en estados como Veracruz, todavía queda un arduo trabajo por hacerse para lograr una democracia participativa en todo México.

Aun con las pugnas en el Congreso local, hay esperanza de que Nuevo León ya esté encaminado a aprobar una Ley de Participación Ciudadana, que daría luz a varias figuras de la democracia participativa que son tan necesarias.

En el estudio sobre el referendo de Welp, llama la atención que desde 1981 hasta la fecha ha habido 103 referendos distribuidos en toda Latinoamérica para vetar leyes, ratificar acuerdos internacionales o aprobar reformas constitucionales.

¿Y en México? Ninguno.

En Suiza, por ejemplo, cuando una nueva ley es publicada, los ciudadanos que se opongan a ésta tienen hasta 100 días para recolectar 50 mil firmas de ciudadanos suizos y, en caso de reunirlas, la nueva ley tiene que estar sometida al voto popular.

La sociedad tiene la capacidad de organizarse y juntar la cantidad de firmas relacionadas a un asunto que sea del interés de todos, como ya se ha demostrado en el País.

Ahí está el caso del comunicador Pedro Ferriz de Con, que recabó 4 millones de firmas en un año, a partir de enero del 2010, para solicitar que se eliminaran los Diputados plurinominales y no nada más no lo escucharon: en la ley no existe la obligación de hacerlo.

No digo con esto que tenga razón o no, pero tiene derecho a que su propuesta sea considerada y el Congreso debería de abrir el debate porque es una demanda ciudadana, justamente de los ciudadanos que representan.

El referendo y las iniciativas populares son esquemas necesarios para lograr un mayor contrapeso del Gobierno activando la voluntad del pueblo: una voluntad legisladora, que tiene verdadero voto.

Se acabaría en gran medida el sentimiento de impotencia que sentimos los ciudadanos, de ver al Gobierno tomar decisiones sumamente irresponsables y...

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