Roberto Gómez Junco / Para cualquiera

AutorRoberto Gómez Junco

Mexicanos y estadounidenses se enfrentan mañana, por enésima ocasión, en la Final de la Copa Oro.

Por sexta vez la Selección Mexicana se encuentra con la de Estados Unidos en la última instancia de este torneo -el saldo ha sido favorable (4-1) para las huestes aztecas-; pero a diferencia de alguna de esas ocasiones anteriores, en ésta resulta inobjetable que a la Final llegaron los dos mejores equipos en esta competencia.

A pesar de sus altibajos, de la inconsistencia en su desempeño y de venir de ofrecer ante el representativo de Haití la más floja de sus nueve actuaciones en la era Martino, es indudable que la escuadra mexicana fue mejor que cada uno de sus cinco adversarios en este "concakafkiano" torneo, por lo que sus merecimientos como finalista son incuestionables.

Y aun más lo son los del conjunto anfitrión, que además ha sabido dibujar una tendencia francamente ascendente en su desempeño, en contraste con unos tricolores que han venido a menos.

Más desgastado el equipo mexicano, pero con un día más de descanso que su adversario, y ante la oportunidad pero también el riesgo que implica el hecho de encarar -por primera vez en este torneo- a un rival verdaderamente capaz de jugarle "al tú por tú" en toda la cancha y en todo momento.

Nada parecido a lo que supuestamente sucederá unas horas antes en los brasileños lares, cuando se juegue la Final del torneo sudamericano mal llamado "Copa América"; entre la Selección de Brasil, que desde antes del arranque de esta justa ya se sabía que llegaría hasta el final - seguramente para ganarla-, y un conjunto peruano que sorprendió metiéndose a ese lugar "reservado"...

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