Robert B. Zoellick / Hacia un acuerdo global de política alimentaria

AutorRobert B. Zoellick

Como en ocasiones anteriores, los más afectados por la crisis son los habitantes más pobres de la Tierra. Según el Grupo del Banco Mundial, la duplicación del precio de los alimentos durante los últimos tres años podría empobrecer aún más a unos 100 millones de habitantes de países de ingreso bajo.

Además, no se trata de un problema pasajero: las realidades demográficas, el cambio en las dietas, el precio de la energía, los biocombustibles y el cambio climático indican que el alto precio de los alimentos se mantendrá, al menos en el mediano plazo.

Desde 2005, los precios de los alimentos básicos han aumentado alrededor de un 80 por ciento. Y si bien se trata de una realidad penosa para los consumidores de los países desarrollados, estas alzas son mucho más catastróficas para los más pobres del mundo: niños, incluso de apenas cuatro o cinco años, obligados a huir de la seguridad de sus comunidades rurales para luchar por un pedazo de pan en ciudades abarrotadas; madres desnutridas incapaces de proteger la salud de sus bebés. Para estas familias, la alimentación se lleva de la mitad a las dos terceras partes del consumo y no les queda margen para sobrevivir.

Para ayudar a quienes se verán más afectados, el Grupo del Banco Mundial hace un llamado a forjar un nuevo acuerdo en materia de política alimentaria mundial. Este nuevo acuerdo debe concentrarse no sólo en el hambre y la desnutrición, en el acceso a los alimentos y al abastecimiento, sino también en sus interacciones con energía, rendimiento de las cosechas, cambio climático, marginalización de la mujer y otros grupos vulnerables y el potencial de crecimiento económico en la actual coyuntura.

Debemos comenzar asistiendo a quienes tienen necesidades apremiantes. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU requiere por lo menos 500 millones de dólares adicionales en alimentos para satisfacer los llamados de emergencia. Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y otros países deben tomar medidas urgentes para suplir este déficit. De lo contrario, muchos más sufrirán y morirán de hambruna.

En razón de que el precio de los alimentos se ha disparado, ahora se presta mucha más atención al enorme desafío que implica superar el hambre y la desnutrición, causas implícitas que explican la muerte de unos 3.5 millones de niños menores de cinco años cada año.

Además de debilitar el sistema inmunológico frente a las enfermedades, la desnutrición explica el origen de más de 20 por ciento de las muertes...

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