Robert J. Shiller / Inversores de grandes ligas

AutorRobert J. Shiller

La Universidad de Yale encomendó su cartera de inversiones a un hombre, David Swensen, durante más de 20 años. En este periodo, la cartera creció de apenas por encima de mil millones a 18 mil millones de dólares -un rendimiento promedio de más del 16 por ciento anual que, al parecer, es el más alto de cualquier universidad importante. Y no da señales de querer bajar: en el último año fiscal que terminó en junio, el rendimiento fue del 22.9 por ciento.

Los directores de Yale llegaron y se fueron, pero Swensen sigue ahí. Hizo más por la universidad que cualquier director e incluso que cualquier otra persona. En una universidad, las ideas cuentan más que el dinero, pero 18 mil millones de dólares pueden crear un contexto para muchas ideas nuevas. Con 11,500 estudiantes, hay más de 1.5 millón de dólares por alumno (sin contar los edificios y la colección de arte de la universidad, que valen muchos miles de millones de dólares más).

¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo fue que Swensen generó tanto dinero? Todos se lo preguntan -sobre todo los que estamos en Yale. Después de todo, mucha gente aquí ha estado enseñando la "hipótesis de mercados eficientes" según la cual los mercados financieros en todo el mundo se han vuelto tan competitivos que es imposible obtener más que un rendimiento normal de la inversión. Si alguien le gana al mercado, se debe simplemente a que es afortunado.

Los estudios parecen confirmarlo. Por ejemplo, uno de 2004 realizado por Brad Barber y Terrance Odean de la Universidad de California y Yi-Tsung Lee y Yiu-Jane Liu de la Universidad Nacional Chengchi obtuvo datos, operación por operación, de operadores intradía en la Bolsa de Taiwán. El estudio determinó que sólo el 1 por ciento más exitoso de los operadores intradía obtenía ganancias -después de deducir los costos de operación- en dos periodos semestrales consecutivos, y que la ganancia promedio rara vez justificaba el esfuerzo: apenas unos 4 mil dólares.

Es fácil concluir que no tiene sentido ni siquiera intentar ganarle al mercado. Pero entonces uno recuerda a gente como Swensen. ¿Acaso su desempeño constante se puede atribuir a la suerte?

Robert Kiyosaki, autor de la serie Rich Dad, Poor Dad (Papá rico, papá pobre) de libros populares sobre inversión, basa los títulos y temas de sus libros en una comparación entre su propio padre, un hombre con un alto nivel de educación, y el padre de un amigo, un hombre que abandonó la escuela en octavo grado. Según Kiyosaki, su padre pobre...

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