Roban 'su noche' a Cruz Azul

AutorÉdgar Contreras

No existía el cruzazulino pesimista. El balón aún no rodaba en el Estadio Azteca y sentían que la de ayer era su noche. "Cruz Azul me ha devuelto la alegría", expresó Paul Juárez. "Hoy alguien nos da esperanza", complementó Braulio, quien viajó desde Guanajuato.

Punteros, con exquisito futbol, seis victorias al hilo, ¿qué podía salir mal?

Olvidaban un detalle: enfrente estaba el América, que se impuso 1-0.

Mientras el viernes hubo carnaval en La Noria, en el Nido de Coapa el chileno Diego Valdés advirtió que ellos eran los campeones. Y un campeón tiene oficio.

En el primer tiempo, las Águilas fueron un torbellino y apenas al 4' ya celebraban el gol de Julián Quiñones, quien no se cansó de hacer pedazos a un desconcertado Carlos Salcedo.

Cruz Azul tenía la pelota y el América las llegadas, por eso en una escena inédita hubo 4 goles anulados por fuera de lugar, 3 de ellos firmados por Quiñones y otro por Diego Valdés.

Alejandro Zendejas desnudaba las falencias de Rodrigo Huescas, Jonathan dos Santos y Álvaro Fidalgo mantenían a raya a Lorenzo Faravelli y Carlos Rodríguez, quien se ganó una amarilla por la impotencia cada que comparte cancha con los azulcremas.

André Jardine también venció tácticamente a Martín Anselmi. Le plantó al veloz Salvador Reyes para nulificar a Uriel Antuna y luego hizo que Zendejas complementará una línea de 5 a la defensiva. No le importaron las formas ya que acabó atrincherado, todo con tal de frenar a un equipo con siete partidos sin perder y seis victorias consecutivas que solo habría de causar peligro en un tiro de Carlos Rotondi, dos más de Gonzalo Piovi y una abanicada de Alexis Gutiérrez.

El América crece en escenarios de presión.

Por eso la gente coreó los "olés", hasta ayer un cántico desconocido para los celestes. De no ser por Henry Martín, quien voló el balón al 2' y luego falló el cabezazo más sencillo de su carrera, el partido pudo estar resuelto antes.

El América se notaba cansado en la recta final, en donde solo el amor propio compensa la falta de piernas, pero a la Máquina le faltaron ideas, por enésima vez ante los azulcremas.

Sonó el silbatazo final y Álvaro Fidalgo se desplomó, extenuado. Tuvieron que apoyarlo contra los calambres. El cruzazulino Ángel Sepúlveda algo dijo que prendió al ex cementero Jonathan Rodríguez y se armó el conato de bronca.

Al final, el que rió al último fue el América, porque casi en cada Clásico Joven los únicos que lloran son los Cementeros, sin importar cuánto...

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