Coordenadas/ Los ritmos del cambio

AutorEnrique Quintana

¿Por qué el Gobierno de Vicente Fox no ha metido el acelerador en las reformas estructurales que fueron propuestas durante su campaña y que siguen como grandes pendientes de su gestión?

Hay la percepción en un amplio grupo de la población de que la nueva administración ha dejado a un lado la gran promesa del cambio que fue la que motivó a los electores a votar por Vicente Fox, para que llegara a Los Pinos.

Sin embargo, cuando se argumenta lo anterior a los integrantes del Gobierno o incluso a algunos miembros del PAN, la respuesta es que el cambio está en marcha, pero que se está efectuando de un modo tal que no resulte traumático para la sociedad mexicana.

La estrategia del Gobierno es generar una transición política en la que no se rompan de manera violenta las estructuras que daban soporte al viejo poder.

Las evaluaciones que se hicieron de otros cambios de régimen les llevaron a concluir que los cambios en los que se destruyen las bases del viejo poder de manera muy rápida, conducen al caos y generan ingobernabilidad.

En otras palabras, imaginan que tiene más posibilidades de ser exitosa una transición al estilo Sudáfrica que otra al estilo Rusia.

¿Cuáles eran las bases del viejo poder? La más importante de todas eran los sindicatos.

Los historiadores han contado en diversas ocasiones que la base del PRI-Gobierno fue la organización corporativa. Por algunas décadas pesaron muchísimo las organizaciones agrarias, pero gradualmente fue el sector sindical el que formó los pilares del poder, además de la concentración del poder absoluto en el Presidente de la República.

La pérdida de poder presidencial se dio desde las elecciones de 1997, cuando el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, y no se ha recuperado.

Pero los grandes sindicatos, especialmente los integrados por trabajadores del sector público, siguieron intocados. El cambio político no trajo consigo un cambio sindical.

Y este poder es el que el Gobierno de Vicente Fox ha decidido dejar virtualmente intacto.

Quizá la investigación de los dineros que fueron de Pemex a los petroleros y de ellos al PRI, sea el primer jaloneo serio con este poder.

Pero no pareciera haber disposición de ir mucho más allá.

Por eso, el hecho de que el Secretario del Trabajo, Carlos Abascal, un hombre muy influyente en el Presidente, anuncie que en unos cuantos días va a tener lugar la Consulta Nacional sobre la reforma a la Ley Federal del Trabajo, nos anticipa quizá el primer intento...

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