Río de Janeiro: Atrae Carnaval y sus excesos

AutorJuan Carlos Angulo

REFORMA

Todas las fiestas tienen un motivo, un alivio, un centro y un objeto.

El Carnaval de Río de Janeiro, Brasil, a realizarse este año del 1 al 5 de marzo, se centra en un conjunto de costumbres que van de la fantasía a un canto con ritmo de samba, donde todo se une a propósito para contar una historia.

En la también conocida "ciudad maravillosa" se mezclan hombres, mujeres y dioses; máquinas, monstruos y musas; bailes, máscaras y fiesta.

Se abandonan las reglas para combinar situaciones que pretenden resucitar la larga espera de un pueblo: el momento sublime para despedirse de las bajas pasiones humanas.

Para Vinicius Figaredo, antropólogo de la Universidad de Salvador, en Bahía, y carnavalero desde hace 30 años, esta fiesta adquiere un doble significado.

"Su primer motivo tiene que ver con un momento religioso, cósmico y sagrado, ya que el Carnaval produce en esta ciudad un suspenso especial entre el Adviento y los cuarenta días de la Cuaresma.

"Y también", agrega, "tiene que ver con un tiempo de orgía enmascarada: por un lado, los excesos y el desenfreno, y por el otro, el espectáculo y la unión de la sociedad para el festejo", dice.

Este carnaval se realiza a lo largo de cuatro días y cinco noches que preceden al Miércoles de Ceniza, y sus participantes invierten buena parte del año en su preparación.

Inicia con los bailes preparativos de las 12 escuelas de samba en su comarca de origen. En los días siguientes, desfilarán en el Sambódromo, esperando ganar el visto bueno de los jueces para ser declaradas como "scola campeona do carnaval".

Cada escuela desarrolla un tema determinado y lo proyecta en sus carros alegóricos, atuendos, canciones y bloques de personas que desfilan por el sambódromo por casi una hora.

La mezcla sonora de tambores, panderetas y silbatos producen una atmósfera que retumba en todo el lugar, mientras la gente se embriaga de tanto cuerpo desnudo que baila samba hasta el amanecer.

Los cariocas y turistas que no acuden al lugar arremeten contra las calles y playas para seguir a la batucada urbana, mientras la "cashasa" (bebida tradicional de Brasil) refresca las sedientas gargantas de los reventados.

En las avenidas principales como Ipanema, Copacabana, Arcos...

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