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Tenían río de bañera

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Vincent
AutorFernanda Carapia

Nació en lo que ahora se conoce como Tesistán, desde chico conoció lo que era el trabajo y, contrario a otros niños no le gustaba el futbol.

Don Avelino Vega prefería jugar con canicas, trompos y carritos de madera, que ir corriendo atrás de una pelota para patearla.

"No me gustaba jugar al futbol, si lo jugaba, pero ahí de vez en cuando, no me gustaba porque me daban patadas", dice mientras se ríe y enseña sus encías desdentadas ya por los años.

Su casa era humilde, relata, apenas dos cuartos y un espacio donde ponían una cocineta de carbón, una mesa y unas sillas en las que se sentaban a comer.

"No había gas, eso si que me acuerdo bien, mi mamá hacía la comida en estufas de carbón o cuando no había carbón le ponía leña u otras cosas".

Pero el gas no era el único servicio del que carecían, en aquellos años, como él dice, no había nada, sólo campo para sembrar y animales para viajar.

"Todo era campo donde íbamos a sembrar, nos bañábamos en los ríos y nos poníamos a jugar en la tierra con las canicas y con lo que se jugaba en ese entonces, no, si anteazs no era como ahora que los niños se la pasan en la televisión, antes nos teníamos que salir a trabajar y a jugar en la tierra porque ni televisión había".

Los juegos con las canicas, el trompo y los carritos desaparecieron conforme pasaron los años y don Avelino creció, sus intereses cambiaron, ahora le gustaban las muchachas.

Cuando tenía 18 años aproximadamente conoció a la que fue su esposa y don Avelino todavía recuerda sus métodos de seducción.

"Ibamos a caminar, a veces veníamos al centro (de Guadalajara) a tomar una nieve, se usaba mucho llevar serenata y a mí me gustaba mucho la música, pero no había dinero, así que eso si que no hice (llevarle serenata)".

Para mantener a su familia don Avelino dejó el campo y se dedicó a la "obra", le tocaron los años en que los albañiles eran bien pagados y se contrataban mucho.

Con lo que ganaba...

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