Riesgo y Valor/ Psicología financiera

AutorJorge A. Martínez

Con esta desalentadora, pero tal vez cierta cita, continuamos con un tópico que dejamos pendiente en el último artículo de esta columna, hace algunas semanas, que se tituló "El Psicólogo Economista" y que hablaba de las aportaciones de los estudiosos (uno de ellos Premio Nóbel este año) del campo que conecta ambas disciplinas.

El hecho de que los hombres tendemos a tomar decisiones sin pensar bien las cosas, no debería ser un tema de controversia, pues sólo hace falta ver la historia de las bolsas para corroborar comportamientos humanos erráticos, caprichosos e inestables, a menos que pudiera decirse que los vaivenes en los precios son el deber ser, y que el valor de una compañía sí cambia de facto, de un día para otro, ¡en cientos por ciento!

Pero esto es, con cualquier lógica, imposible; más bien lo que cambia de un día para otro es la opinión del valor. Aquí es donde la psicología es tan importante en economía -y particularmente en el campo de las finanzas-, pues la opinión humana sobre algo depende de tantas cosas, algunas de ellas racionales y tangibles como el valor y las matemáticas, pero otras tan inexplicables como el orgullo, el miedo, el olvido, el arrebato y el desatino.

Los modelos de finanzas han empezado a considerar estos efectos para la valuación de activos y pueden clasificarse en tres grandes rubros, los cuales se subdividen en "vicios" de comportamiento.

El primero de ellos, el que generó el Nóbel, se llama teoría prospectiva y aglomera vicios que nublan el juicio del inversionista en cuanto a la manera de ver los hechos:

  1. - Uno de los vicios es la aversión a las pérdidas, lo cual hace que la persona se niegue a reconocer pérdidas y espere en una inversión hasta recuperarse, o bien que sea mucho más arriesgado en un ambiente de ganancias que en uno de pérdidas.

  2. - Otro vicio es el llevar "cuentas mentales" separadas para las ganancias de capital y las ganancias de ingresos (aunque ambas sean ganancias), de tal suerte que, puestos a competir, el individuo prefiere un activo pobre con buen dividendo, que uno con gran potencial pero sin dividendo; otro ejemplo es que ahorres para educación al 7 por ciento, pero al mismo tiempo pidas para un coche ¡al 13 por ciento!

  3. - El vicio "segregación de activos" hace que el inversionista se enfoque en el comportamiento de acciones individuales, desanimándose cada vez que alguna pierde, sin considerar que en un contexto de portafolio, es decir, en el agregado, la combinación es...

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