Ricardo Pascoe Pierce / Poder en dos cabezas

AutorRicardo Pascoe Pierce

La frase "por ahora" que acaba de ser acuñada por la esposa del presidente Fox, abre una caja de Pandora en la política nacional. Se refería, aparentemente, a su decisión, personalísima, de no seguir "participando en política partidista", y dedicarse, de lleno, a las labores asistenciales propias de la primera dama.

Para un político profesional -es decir, quien dedica su tiempo preferentemente al quehacer de la política- el retiro, "por ahora", de esa actividad no existe. Esto es especialmente cierto cuando de los gobernantes se trata. Maquiavelo, en su obra El Príncipe, reseña las formas que existen para acceder al poder, y mantenerlo. Huelga decir que, en ese contexto, el poder no se ejerce "a ratitos", sino de manera permanente y constante, especialmente habiéndolo conseguido en contra de los deseos de "un príncipe poderoso".

Permitiéndonos cierta licencia interpretativa, él nos señala que "Hay tres modos de conservar un Estado que, antes de ser adquirido, estaba acostumbrado a regirse por sus propias leyes...: primero, destruirlo; después, radicarse en él; por último, dejarlo regir por sus leyes, obligarlo a pagar un tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto número de personas, para que se encargue de velar por la conquista...".

Puesto en términos modernos (si es que, de verdad, lo somos), el presidente Fox adquirió la responsabilidad de ser timonel del Estado mexicano al inicio del milenio, y con la encomienda societal de dirigir una transición político-democrática. Usando los términos de Maquiavelo, "adquirió" un Estado y está obligado a gobernarlo para, entre otras cosas, mantenerse en el poder. Y, dadas las características de su adquisición, el esfuerzo requerido para mantener la gobernabilidad es deslumbrante. Los factores económicos se descuadraron desde el inicio del sexenio, ante la recesión norteamericana, provocando una baja en la actividad económica nacional, la disfuncionalidad de un sistema político presidencialista sin mayoría parlamentaria asomó su rostro rápidamente, además de la incapacidad manifiesta del equipo gobernante para establecer los parámetros de una negociación multipartidista fructífera, son sólo algunas pinceladas de la enorme complejidad que representa la responsabilidad de conducir los destinos de la nación en este momento.

En ese proceso de construcción de su propio liderazgo, el presidente Fox tomó importantes decisiones. Una de ellas, quizás la más importante, era que gobernaría como...

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