Ricardo Elias/ Una faramalla tecnológica

AutorRicardo Elias

Seguramente ya habrán notado que las nuevas placas de los automóviles cuentan entre otras cosas con un código de barras. Es lógico suponer que éste código, cuya tecnología se basa en arreglos paralelos de barras y espacios que permiten asignar a cada una de las placas un código diferente y único, se incluyó por motivos de seguridad y contiene cierta información codificada útil para la identificación del vehículo y de su propietario, para verificar su autenticidad, o datos que de alguna forma sirvan a las autoridades en sus investigaciones policiacas o en los procesos administrativos y de registro. Información que puede ser descifrada y leída por dispositivos ópticos (lectores), para ser comparada en una base de datos.

Todo esto suena muy bonito, pero ¿sabe usted que información contiene el código de barras de sus placas? Usted pensará que contiene algunos de los datos mencionados. Pues no. Para su información lo único que dicen es "jalisco". En otras palabras, dicen en lenguaje de barras, lo mismo que ya se dice con letras. O sea que todos los códigos son iguales. O sea que para qué los pusieron.

Y aún si los códigos de barras impresos en las nuevas placas contuvieran alguna información, las autoridades no cuentan con el equipo para descifrar y "leer" los códigos.

Este tipo de tecnología se antoja adecuada para las placas, y tiene ventajas sobre otros procedimientos de colección de datos debido a que se imprime a bajos costos, tiene porcentajes de error muy bajos, y los equipos de lectura e impresión de códigos de barras son bastante flexibles y fáciles de usar, pero de nada sirven si solamente se usan como un elemento gráfico. Simular que los códigos funcionan, que hay un control especial y que cada una de las placas es única e intransferible, es como usar esas cámaras falsas de circuitos cerrados de televisión (sólo el gabinete externo con un foquito rojo prendido) como un elemento disuasivo para ladrones, quienes con ello pensarán que realmente están siendo vigilados en monitores remotos.

Las auténticas (éstas no lo son) aplicaciones de códigos de barras cubren hoy en día prácticamente cualquier tipo de actividad humana, tanto en industria, comercio, instituciones educativas, instituciones médicas, gobierno, etc. Con éstos códigos se pueden controlar asuntos tan diversos como inventarios, tiempos de asistencia, embarques, documentos, facturas, bancos de sangre, bibliotecas, vehículos, placas, licencias, pasaportes, etc.

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