Ricardo Elías / Sociedades de convivencia

AutorRicardo Elías

La nueva y controvertida Ley de Sociedades de Convivencia aprobada el pasado 9 de noviembre por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, no es una ley de matrimonios gay, ni es una ley "inmoral" como algunos la han llamado.

La figura de la Sociedad de Convivencia es un marco jurídico nuevo para básicamente reconocer y regular los derechos mínimos de tutela, de herencia y de arrendamiento de dos o más personas (convivientes) que han decidido, mediante un contrato particular y privado, hacer un plan de vida juntos.

La nueva ley garantiza la solidaridad y el apoyo mutuo que los convivientes asumen de manera libre y voluntaria, y no interfiere en absoluto con la institución del matrimonio ni la vulnera. Tampoco impide ni compite con la práctica del concubinato en su estructura actual, ni modifica las normas vigentes relativas a la adopción.

Una sociedad de convivencia tampoco se puede comparar con una familia porque en una familia las responsabilidades no desaparecen por la mera voluntad de sus integrantes, mientras que en estas nuevas sociedades sí.

La nueva ley no promueve o prohíbe actividad o inactividad sexual alguna, ni heterosexual, ni homosexual, porque no se trata de un asunto sexual. Ni siquiera se menciona el tema. Se trata simplemente de un mecanismo regulatorio para los derechos y obligaciones derivados de la convivencia voluntaria de dos o más personas.

Los que se oponen a esta ley dicen que es "legalizar lo antinatural".

Pero si pudieran aunque sea por un momento quitarse los prejuicios, y leyeran la nueva ley sin tener en la mente (si pueden) la palabra "sexo", verán que no tiene nada que ver con actividades sexuales a las que atribuyen la "antinaturalidad".

Y yo les pregunto: ¿en qué les afecta que exista una ley que proteja, por ejemplo, los derechos patrimoniales (económicos) de dos o más personas, sean hombres o mujeres?

¿Qué tiene que ver una ley que regula cómo rentar o heredar un bien inmueble con la moral, con la naturaleza o la sexualidad humana?

Con ley o sin ley, hay y seguirá habiendo quienes decidan hacer un plan de vida, una sociedad, con otra(s) persona(s) para compartir casa y comida, y contribuir económicamente a la manutención de todos, y ningún prejuicio debe impedir la creación de leyes que eliminen los riesgos de perder el patrimonio común y que regule derechos y obligaciones recíprocas adquiridas.

Lo inmoral sería en este caso, no la ley, sino su ausencia, porque debido a la carencia de leyes como...

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