Ricardo Elias / 'Patos oaxaqueños'

AutorRicardo Elias

Cuando leí que la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) expulsó de Oaxaca a la Secretaría de Educación Pública (SEP), y que el líder de la gremial, Rubén Núñez Gines, afirmó que el Gobierno federal "no pisará" el Estado para aplicar la reforma educativa federal, lo primero que pensé es que ahora "los patos le tiran a las escopetas".

Los "patos", y en especial los "patos oaxaqueños", piensan que su territorio puede ser un Estado de excepción, en el que sus exigencias están por encima de todo, inclusive de la Constitución; los "patos oaxaqueños" quieren ser maestros sin necesidad de pasar por ningún tipo de examen o evaluación; quieren plazas automáticas; quieren que se les respeten sus "logros sindicales" que incluyen 90 días de aguinaldo, bonos de productividad sin medición, becas para sus hijos, recursos públicos para préstamos y fondos de vivienda controlados por ellos mismos, etcétera.

Todos quisiéramos 90 días de aguinaldo en lugar de 15; todos quisiéramos bonos adicionales sin tener que demostrar resultados; todos quisiéramos "préstamos" que no tengamos que pagar..., en fin, todos quisiéramos tener todo, haciendo nada, pero todos (excepto los "patos oaxaqueños") sabemos que eso no es posible.

La actitud de este gremio sindical y sus manifestaciones son idénticas a las de un niño berrinchudo que si no obtiene lo que quiere se tira al piso, grita y patalea.

Estos maleducados niños sindicales llevan semanas "tirados" en el zócalo oaxaqueño, haciendo berrinches y sus necesidades fisiológicas en plena Alameda y explanada de la Catedral.

Y la respuesta del Gobierno es la misma de un padre débil, que no sabe educar y cede ante los gritos y escándalos de sus hijos: en lugar de sostener principios e imponer su autoridad, se sienta a "negociar" las exigencias sindicales para que de "buena manera" acepten acatar una ley a medias y paren sus fechorías.

Las autoridades, al obligar a los ciudadanos al cumplimento de la ley, ejercen una importante función no escrita en sus deberes y obligaciones: la de ser "educadores cívicos" en el respeto a la ley y al derecho ajeno.

Cabe mencionar que, así como un padre que usa su fuerza física para levantar del piso a un hijo berrinchudo no puede ser acusado de abuso infantil, de la misma manera, un Gobierno que usa la fuerza pública para levantar de una plaza o de una avenida pública a ciudadanos corajudos, no puede ser acusado de represor.

Los castigos...

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