Ricardo Elias / Neuronas vs. testosterona

AutorRicardo Elias

Al igual que noventa millones de personas más, durante hora y media vi y escuché con atención el debate entre Clinton y Trump.

Fue como haber ido al cine a ver una película en la que el bravucón de la escuela se lanzaría sobre la estudiante del año. El final de la primera parte de esta saga fue que Karate Kid ganó. Lo malo, lo peligroso de esta novela política estadounidense, es que no es producto de la imaginación de algún guionista de Hollywood, sino que está basada en hechos reales.

El debate fue una lucha de neuronas vs. testosterona.

Mientras las primeras son células que tienen la capacidad de comunicarse con precisión, la segunda son hormonas producidas principalmente en los testículos de los machos que promueven la agresividad. Sobra decir quién es quién.

El debate sirvió para demostrar que la gestión es un mejor y más seguro camino que el de la improvisación. Clinton analiza y gestiona, Trump improvisa y extorsiona; Clinton sabe, Trump inventa o supone. Me di cuenta además de que Trump reduce todo a dinero.

Si le preguntan acerca de la OTAN, en lugar de entender la premisa que sostiene a este organismo de defensa -"un ataque a uno de sus miembros es un ataque a todos"- y enfocar sus ideas y comentarios en el problema de la seguridad mundial, que en un instante podría acabar con toda la civilización, centra sus preocupaciones en que los países miembros de la OTAN no pagan la proporción que les corresponde de ese gasto militar (faltaría ver cuál es la justa proporción le corresponde pagar a la economía más grande del mundo).

El mundo no es ni puede ser visto como un negocio, pues las sociedades no responden ni reaccionan con base en lógicas económicas. Ninguna cantidad de dinero sustituye vírgenes en el paraíso, la instalación en la Tierra del reino de los cielos, o las ansias de poder de dictadores que lo tienen todo.

Las habilidades mercantilistas de Trump, y por las cuales se siente único, brillante e imbatible, no aplican en las decisiones de gobierno que tienen que ver y ponen en riesgo la vida y el futuro de personas y naciones enteras. Manejar negocios es la única experiencia que tiene, y ha quebrado seis veces.

Un tratado de libre comercio lo reduce a quién vendió más o quién cobró menos, y no lo ve en términos de equilibrios regionales, mundiales o de desarrollo social. No se da cuenta que ganar siempre en todo, a la larga acaba con...

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