Ricardo Elias / Cultura metropolitana

AutorRicardo Elias

El futuro de la viviendas en las grandes ciudades, sin duda, es condominal, por muchas razones.

Cada día hay menos terrenos disponibles para construir casas unifamiliares en las colonias residenciales cercanas, y si acaso hubiera alguno que por alguna extraña razón haya permanecido como lote baldío, o no está a la venta, o el precio es tal que sólo tiene sentido pagarlo si se densifica, es decir si en él se puede construir más de una vivienda.

Vivir en una casa unifamiliar céntrica es ya un privilegio de pocos, y el sueño de tener casa propia se ha transformado en el sueño de tener departamento propio.

Sin embargo, vivir en condominio requiere de una cultura cívica y democrática más desarrollada, una "cultura metropolitana" diría yo, que no todo mundo tiene.

El problema se complica más debido a que las leyes aplicables son débiles e insuficientes, y no dan a los condóminos la fuerza suficiente para impedir que vecinos irresponsables, rijosos y abusivos se adueñen impunemente de áreas comunes, no paguen las cuotas que les corresponden y destruyan la concordia y el patrimonio de todos, y sin darse cuenta que el valor inmobiliario de los condominios, incluyendo el suyo propio, dependen de su buen mantenimiento y la armonía vecinal.

El Código Civil de Jalisco establece que los condóminos deben organizarse y contribuir con los gastos de mantenimiento, pero cuando alguien no lo hace, rematar una unidad para de ahí pagar cuotas de mantenimiento u obligar a vecinos a respetar el reglamento interno es prácticamente imposible.

Esto nos lleva al problema central de México en todos lo ámbitos: la aplicación de la ley y el Estado de derecho.

En países más desarrollados, quien no cumple la ley, quien no asume sus responsabilidades y cívicas y financieras, en muy corto plazo pierde sus propiedades y termina en la cárcel.

Quisiera ver a un condómino moroso y abusivo que, ante el riesgo real de perder su propiedad, deje de pagar por mucho tiempo sus cuotas de mantenimiento o se apropie de áreas comunes.

Si los reglamentos y las leyes no son respetadas, o no son suficientes para obligar a los condóminos a someterse a ellas y a aportar su parte proporcional de los gastos de mantenimiento, la vida condominal claro que puede ser una pesadilla.

Pero en lugar de impedir el desarrollo de las viviendas verticales que dan solución a muchos de los problemas presentes y futuros del crecimiento y desarrollo de las ciudades, lo que requerimos son...

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