Ricardo Elias / Conservador de clóset

AutorRicardo Elias

El mes pasado, la revista estadounidense The New Republic publicó un artículo cuyo encabezado decía: "México Deserves Better Than Andrés Manuel López Obrador" (México merece algo mejor que AMLO).

En este artículo el autor, Paul Imison, menciona que AMLO no es un progresista, sino un oportunista que amenaza la prosperidad y la democracia mexicana y que al igual que muchos populistas -como Hugo Chávez, Bolsonaro y hasta el propio Donald Trump- es un político que a pesar de no tener ideología fija, inspira una devoción en sus seguidores similar a la de un culto religioso.

México, continúa diciendo el autor, podría beneficiarse de un Presidente y un partido demócrata en el gobierno, genuinamente progresista, sin embargo, la figura autoritaria de AMLO promete soluciones fáciles y cortoplacistas a retos extremadamente complejos, con lo cual se ha comenzado a desmantelar buena parte del progreso que el país ha alcanzado.

Cada día que pasa, muchos de los que apoyaron su candidatura ven con desilusión la manera como se ha desarrollado el nuevo gobierno que aglutinó una serie de oportunistas que incluyen desde aliados multimillonarios y políticos de pasado oscuro hasta fervientes simpatizantes del régimen chavista de Venezuela.

En su discurso AMLO se autodefine como "liberal", pero en lugar de ver a la sociedad civil organizada y a sus críticos como la natural oposición que en toda democracia liberal existe y sirve de sanos contrapesos, los considera y etiqueta como enemigos "neoliberales" o "conservadores" que traman complots para destruir a México y a su Presidencia y por lo tanto deben ser neutralizados o eliminados.

No dudo que haya quienes por intereses económicos o políticos quisieran derrocar al gobierno, pero AMLO debiera saber y creer que la enorme mayoría de ciudadanos y "opinadores" no son enemigos de México ni del gobierno en turno, sino ciudadanos que ejercen la libertad y derechos consagrados en la Constitución, para expresar críticas u opiniones diferentes, o creer en alternativas de solución distintas y mejores para los problemas comunes.

Escuchar y aceptar de buena gana la crítica fundada y respetuosa es parte de la democracia liberal, la cual en teoría defiende AMLO. Pero si revisamos el discurso, las políticas públicas y las reacciones del Presidente, poco o nada tienen que ver con el liberalismo. En la 4T hay señales tanto liberales y conservadoras como totalitarias. En unos casos, aplica la analogía de los gobiernos priistas que...

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