Ricardo Elias / Los buenos y los malos

AutorRicardo Elias

Los ciudadanos y políticos normalmente se presentan como dos grupos diferentes. Los primeros se autodefinen y ubican del lado de "los buenos" y a los segundos invariablemente los identifican y ubican del lado de "los malos", lo cual es una falacia.

Quienes hacen esta dicotomía social como si se tratara de "clubes" exclusivos de la decencia o la indecencia, no se dan cuenta que en el momento que un ciudadano decide participar en política se convierte en político, y eso de ninguna manera significa que cambió de "bando", como tampoco un funcionario público que se retira de la política, por ese solo hecho se convierte en ciudadano honorable.

La verdad es que ni todos los ciudadanos son buenos ni todos los políticos son malos por definición. En ambos grupos hay de todo: honestos y corruptos, capaces e ineptos, personas íntegras, miserables y sinvergüenzas, aunque hay que reconocer que en cuanto a canalladas se refiere, los políticos llevan la delantera.

Por el otro lado, así como los ciudadanos desconfían de los políticos supongo que para los políticos un ciudadano que incursiona en sus espacios y además les gana una elección será visto siempre con desconfianza, como un Caballo de Troya que con astucia penetró en territorio enemigo; como un virus o software maligno que accede a la maquinaria de la política para destruir programas instalados; como un infiltrado cuya misión es transformar desde las entrañas del poder la manera de gobernar y de administrar los recursos públicos; o como una especie de espía que opera al descubierto.

Ahora bien, los grupos ciudadanos que se organizan para apoyar una candidatura independiente tampoco se dan cuenta que aunque no se autodefinan como un partido político, de hecho lo son, y lo único que les faltaría para serlo de derecho sería cumplir los requerimientos de ley para ser reconocidos como tal.

Son partidos políticos porque hacen exactamente lo que los partidos políticos hacen: elaboran propuestas y planes de gobierno, designan, financian y apoyan a sus candidatos para que ganen una elección y lleven a cabo sus planes de gobierno.

Hacer política es hacerse político. Y los políticos no son malos por definición.

Quien cree que el mundo se etiqueta, cataloga o divide siempre en grupos (buenos y malos, cristianos y judíos, ricos y pobres, etcétera) o que las cosas siempre son blancas o negras comete el error y la injusticia que hay detrás de todas las generalizaciones.

En cada grupo o categoría...

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