Ricardo Elias / Aumento al salario mínimo

AutorRicardo Elias

Se ha suscitado un debate acerca de la conveniencia y los impactos que tendría incrementar significativamente el salario mínimo en México ya que, de acuerdo con estudios internacionales, en los últimos 25 años el salario mínimo ha perdido 76.3 por ciento de su poder adquisitivo.

Seamos honestos:

La razón principal por la que muchos se oponen al incremento al salario mínimo es porque en alguna medida se reducirían las utilidades de sus negocios, lo que los obligaría a aumentar precios de venta para seguir ganando lo mismo (ganar menos no es opción).

Otros argumentan que el incremento al salario mínimo es inflacionario, lo que reduciría nuevamente el poder adquisitivo de los trabajadores a los que se pretendía ayudar.

En esa lógica, parecería que mejorar el nivel de vida de los mexicanos peor pagados es imposible y los más pobres están atrapados. Sí, están atrapados, pero no por las "reglas" de la macroeconomía y el mercado, sino por las garras de la voracidad, y por el abuso inmoral de las necesidades imperiosas de los que menos tienen.

Este debate no tiene sentido tenerlo con quienes insisten en mantener su nivel de utilidades pagándole a sus empleados 2 mil pesos mensuales, y exigiéndoles además eficiencia, productividad, lealtad y honestidad (antes no los escupen, digo yo).

¿Si usted tiene empleados a los que les paga actualmente la ridícula cantidad de 67.29 o 63.77 pesos diarios (según el área geográfica que se trate) estaría dispuesto a reducir en alguna medida las utilidades de su negocio y duplicarle a estas personas gradualmente sus ingresos?

Para dimensionar correctamente el impacto en sus costos totales, recuerde que el aumento sería sólo a aquellos empleados que ganan el mínimo, y no a todos los demás.

De lo que se trata es que las utilidades de las empresas se logren con base en la productividad, eficiencia y creatividad, y no con base en el sacrificio de la calidad de vida de los que menos tienen. Se trata de ponerle un piso ético a la meta de ganar dinero.

Los países desarrollados, con salarios mínimos hasta 10 veces mayores que en México, compiten con el mundo entero no a costa de la calidad de vida de sus ciudadanos (mano de obra barata), sino siendo eficientes, innovando y expandiendo sus mercados, lo cual requiere de trabajo y talento directivo, de más inversiones y más riesgos; riesgos que en México no estamos acostumbrados a correr, porque el estatus quo de los negocios mexicanos es...

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