Ricardo Elias / E=mc2

AutorRicardo Elias

El tema que debe preocuparnos de la Reforma Energética (y aun si no hubiera reforma alguna) no es si la inversión en este sector es privada, pública o mixta, o si los contratos que se lleguen a celebrar implicarán riesgos o no, sino la transparencia de cualquier modelo de contrato de inversión, producción o distribución que se elija, y el destino de los ingresos derivados del sector energético y de cualquier otro recurso natural y estratégico propiedad de la nación.

De nada servirá reforma alguna si al final las utilidades derivadas, ya sea de la exigua inversión propia como hasta ahora ha sido, o de nuevas asociaciones con inversionistas privados, se dilapidan en el gasto corriente del gobierno o en la ineficiencia de las empresas públicas y las absurdas prebendas sindicales.

De nada servirá reforma alguna si los términos y condiciones de los contratos de asociación o inversión productiva que se llegaren a hacer con el sector privado son desfavorables para el país y favorables para los inversionistas o los funcionarios públicos y líderes sindicales involucrados.

Como en todo, el diablo está en los detalles, en "el cómo".

El PRI habla de contratos de "utilidad compartida" e inversión "público-privada", el PAN habla además de "contratos de riesgo" y el PRD habla de "contratos incentivados" (whatever that means), pero con inversión solamente pública.

Debido a que con justificada razón, la confianza y la credibilidad del gobierno -y de los políticos en general- está por los suelos, particularmente en cualquier asunto que tenga que ver con dinero, es que los beneficios que la Reforma Energética supuestamente traerá a los mexicanos se ponen en tela de juicio.

Llevamos 75 años impidiendo la inversión privada en Pemex y el resultado ha sido que su productividad es 50 por ciento más baja que otras empresas de hidrocarburos con alcance mundial. Pemex, con más de 150 mil trabajadores produce 2.5 millones de barriles de petróleo al día, es decir 16.7 barriles por trabajador; Petrobras de Brasil produce también 2.5 millones de barriles al día, pero lo hace con sólo 80 mil trabajadores (32.1 barriles por trabajador), es decir que con la mitad de los empleados produce lo mismo; Shell, con actividades en 70 países, produce 37.9 barriles por trabajador; Statoil de...

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