El rey ha vuelto... ¡Viva el rey!

AutorRaymundo Zamarripa

Quienes se dormían en sus clases de historia nunca imaginaron lo adictivo que podría ser conocer a un personaje como Enrique VIII.

People+Arts trae la segunda temporada de The Tudors, en la que se aborda cómo la voluntad de un soberano hizo que la vida de miles de hombres cambiara para siempre o fuera arrancada de un tajo.

The Tudors nos ayuda a entender cómo las pasiones humanas pueden traer consecuencias cataclísmicas cuando mueven el deseo de alguien que se cree todopoderoso.

Había una vez un rey...

Enrique VIII de Inglaterra es recordado como un grandulón pelirrojo de apetito insaciable por la comida y las mujeres -además de haber separado a Inglaterra de la Iglesia Católica para divorciarse de su primera esposa-.

La vida y obra de este monarca serían, en el futuro, la obsesión no sólo de historiadores, sino de una cantidad incalculable de simples mortales.

Como lo plantea la serie creada por Michael Hirst y protagonizada por Jonathan Rhys Meyers, Enrique VIII anhelaba, por sobre todas las cosas, dejar grabado su nombre en la memoria de la humanidad.

Lo que nunca pensó fue que su persona sería uno de los papeles más explotados por la industria del entretenimiento ni que un joven irlandés de un atractivo inquietante, pero físicamente diferente a él, lo retrataría para el goce de una creciente horda de fieles televidentes.

"Johnny (Rhys Meyers) fue una elección acertada. Él no se parece en nada a Enrique VIII", comenta Morgan O'Sullivan, productor ejecutivo de la serie.

"Nosotros queríamos darle un look distinto, hacerlo joven y vital".

Esto, sin hacer que la serie distara de la realidad.

"Las cartas diarias que escribía el embajador del Emperador de España, Chapuys, son la base del programa. Sus relatos sobre lo que sucedía en Inglaterra eran como un drama", explica O'Sullivan.

"Intentamos hacerla accesible en cuanto al lenguaje y el vestuario. No estamos enseñando historia, primero buscamos entretener. Pero esperamos estar abriendo mentes", puntualiza el productor.

Sentado y esgrimiendo su profunda mirada, Rhys Meyers explica que el programa busca acercar su personaje a una audiencia más joven.

"Es muy difícil para la televisión tener a alguien que pesa más de 100 kilos, es pelirrojo y poco atractivo", bromea.

Y si el público pudo mostrar reticencias al principio, ya que en nada se parece a él, el actor vivió el reto de creérselo todos los días.

"Tuve que pulir mi propia idea sobre Enrique VIII. (Al principio) me veía en el espejo y no...

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