La otra revolución

AutorFrancisco Blanco Figueroa

La famosa querella sobre la superioridad-inferioridad de las mujeres la plantea de manera clara y contundente Christine de Pizan en su obra Le livre de la Cité des Dames publicado a principios del Siglo 15. Dos siglos después, Lucrecia Marinelli (1571-1654) (1) defiende a las mujeres y denuncia ese atavismo ilógico que las considera inferiores por naturaleza. Casi tres siglos duró esta discusión -del 16 al 18-, sobre la "naturalidad" de la condición femenina. Ahora está claro que las mujeres son tan dignas como los hombres, poseen capacidades y talento y que al igual que cualquier ser humano, tan sólo requieren de un ambiente propicio para desarrollarse. A lo largo de la historia y hasta bien entrado el Siglo 20 el tema de la inferiorita della donna ha sido discutido y analizado, contando siempre con mujeres que con datos, ejemplos y razonamientos han rechazado esa idea que permeó e hiló fino en la cultura de las sociedades de todo el mundo y de todas las épocas.

Avanzan en tropel

Ocuparse del tema de las mujeres de manera crítica a finales del Siglo 20, cuando muchas de ellas en algunas regiones del mundo han tenido un desarrollo impresionante, puede parecer paradójico o fuera de tono, pero no lo es. Frente a los avances existen grandes desigualdades y rémoras, que no se han podido acabar. La conciencia de las mujeres ha avanzado con celeridad, desde que se empezó, en el Siglo 18, la alfabetización femenina masiva hasta nuestros días, pero hace falta que quienes poseen esa conciencia accedan al poder, y junto con los hombres entiendan y valoren los cambios que ha experimentado la humanidad en los últimos tiempos, destruyendo las viejas estructuras que consideran a las mujeres siervas y súbditas, con un destino único, siempre protegidas y manipuladas. Es fundamental que conozcamos el desarrollo intelectual de las mujeres a lo largo de la historia porque siempre las ha habido con instrucción y talento.

A partir del Siglo 16 escriben más y expresan una visión del mundo completa y sugerente. Ya en ese siglo, en Venecia publicaron 49 obras y en el siguiente, 76. De 1700 a 1750, publican la misma cantidad que los hombres: 110 (2). Pero realmente el cambio de la conciencia sobre las presunta inferioridad de las mujeres basada en supuestos naturales o esencialistas se dio hasta bien entrado el Siglo 20, y todavía persiste en amplios sectores, especialmente en el mundo árabe.

El filósofo español José Ortega y Gasset escribió en los años 20: "En la presencia de la mujer presentimos los varones inmediatamente a una criatura que, en el plano propio de la humanidad, es de un rango vital algo inferior al nuestro. No existe ningún otro ser que posea esta doble condición: ser humano y serlo menos que el varón" (3).

Frente a los movimientos revolucionarios del Siglo 20, de orden social o cultural, se dio la otra revolución: la de las mujeres. Casi siempre silenciosa, avanzó a través de las generaciones. El mercado de trabajo, las políticas de población, los nuevos métodos educativos, la apertura de algunas concepciones religiosas, contribuyeron a que la mujer pasara de la vida privada a la pública, y ya instalada en ésta se convirtiera en sujeto activo y en protagonista; dejó de ser el fantasma que aparentemente no hacía historia, pero que era imprescindible en la vida de los hombres: amaba, procreaba hijos, los educaba, se encargaba de administrar el hogar, se esforzaba como el que más, aunque su trabajo casero no fuera reconocido como tal y no se registrara en las estadísticas. La herencia más sólida que este siglo le dejará al próximo es, sin duda, la presencia sin retorno de las mujeres en la vida pública, su estilo en la toma de decisiones y su visión del mundo. La equidad en la condición de los sexos cambiará con el tiempo la mayoría de las premisas que actualmente rigen la vida de la humanidad.

El tema de la mujer adquirió gran importancia en la segunda mitad de este siglo. Si hiciéramos un collage de noticias y comentarios aparecidos en los periódicos y revistas del mundo a partir de la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, celebrada en la Ciudad de México en 1975, tendríamos una serie de elementos que nos permitirían entender los cambios profundos que se han dado en torno a la vida de las mujeres y la sociedad en los últimos tiempos. Quizá no nos expliquemos todavía los acontecimientos con las precisiones y rigores que exige nuestra conciencia occidental, pero, por lo menos, habremos constatado que la realidad cambió y que...

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