Reviven triunfo de 'los barbudos'

AutorMario Gutiérrez y José David Estrada

Tenía 14 años cuando 'los barbudos' hicieron su entrada triunfal a La Habana el 1 de enero de 1959.

Desde su casa en La Habana Vieja, Mirtha Linares salió vestida de falda negra y blusa roja para recibir a los guerrilleros que derrocaban al Gobierno de Fulgencio Batista, quien escapaba de Cuba durante la madrugada de ese día.

Con Batista en fuga, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos fueron vitoreados al día siguiente en La Habana.

Desde el balcón de su casa, Ángel Meulenert también era parte del jolgorio que se vivía en las calles de la capital.

"Había mucha alegría desbordante en todo el pueblo, todo el pueblo salió a la calle y recuerdo cómo los barbudos, que así les decíamos porque eran guerrilleros que venían de la Sierra Maestra con sus barbas largas, empezaron a recorrer las calles de la Habana", recuerda Meulenert.

Así, la Revolución dirigida por Fidel Castro, que el 1 de enero se encontraba en Santiago de Cuba, llegaba desde la Sierra Maestra para cambiar la historia contemporánea del país caribeño.

Hoy, Mirtha y Meulenert radican en Guadalajara con historias distintas, separadas. Una cocinera, el otro director del Instituto de Astronomía y Meteorología de la UdeG. Ambos, con visiones propias de la Revolución.

Mirtha todavía recuerda su idolatría por Camilo Cienfuegos, a quien concebía como un Jesucristo barbudo y del que lloró su desaparición.

Esta mujer de 64 años salió de su país hace cinco años para encontrar mejores oportunidades de trabajo, pero puede volver cuando quiera a Cuba a encontrarse con su familia. Ella reconoce en la Revolución el logro de la educación y los servicios médicos, mientras que encuentra deficiencias en el sistema económico y la falta de acceso a satisfactores materiales.

"La Revolución me benefició como estudiante, como trabajadora, y no me fui de Cuba porque no estoy de acuerdo con la Revolución, amo mi patria", dice.

Meulenert vivió toda su vida en la Cuba comunista hasta que en 1994 emigró a México. Allá era también meteorólogo, trabajaba en el Gobierno y se movía todos los días en bicicleta. Recorría 28 kilómetros diarios y comía poco, algunas veces arroz con frijoles, lo que lo mantenía en 56 kilos de peso.

Ahora, con 96 kilos y un pasaporte mexicano, puede hablar sin tapujos del Gobierno de Raúl Castro, actual Presidente de Cuba.

"La Revolución tuvo algunos logros indiscutibles en el sector de la salud, de la educación, del deporte, pero fueron al principio porque hoy en día de aquello no queda...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR