Reventa: Una mafia con boleto preferente

AutorAntonio Bertrán

Gastón es el nombre de uno de los dos líderes que manejan a los revendedores en la explanada del Palacio de Bellas Artes. El personal de seguridad privada ahí apostado lo conoce bien, al igual que a su gente, pero lo único que puede hacer es pedirles que "trabajen" más allá de la media luna de mármol de la puerta principal.

"A veces se molestan cuando les decimos que se alejen y nos echan bronca", asegura uno de los guardias. "Siempre reportamos la presencia de revendedores al jefe de Seguridad del Palacio y a la gerente general (Silvia Carreño), y cuando hacen caso del reporte piden una patrulla a la Delegación Cuauhtémoc".

Los policías acuden, preguntan a los elementos de seguridad quién es "el efectivo" y se dirigen a él. "Lo llevan aparte y después de negociar la mordida se van y el revendedor regresa tan campante", afirma otro custodio.

Esto explica por qué sólo rara vez llegan detenidos por reventa al Juzgado 5o. de la Delegación Cuauhtémoc. "Se trata de casos muy esporádicos, aunque bajo nuestra jurisdicción están recintos de espectáculos como Bellas Artes, el Teatro Metropólitan, la Arena México y la Coliseo, el Salón México y el Teatro Manolo Fábregas", dice el juez Daniel Castillo Herrera.

No queda más que hablar de negligencia por parte de los funcionarios y directivos de los espacios públicos y privados para hacer un seguimiento de las denuncias y exigir resultados, omisión que en el caso del Instituto Nacional de Bellas Artes reconoce su subdirector, Ricardo Calderón.

"Hemos hecho un sinnúmero de denuncias sobre este problema que obran en los registros de la Cuauhtémoc", dice, "y sin lugar a dudas nos correspondería darles seguimiento porque la reventa nos afecta en la imagen ya que mucha gente vincula a la institución con quienes cometen este ilícito".

Para probar el "espíritu de pulcritud del INBA" refiere que hace tres años, cuando era gerente del Palacio de Bellas Artes, se detectó en una de las auditorías de rutina la complicidad de un taquillero con un revendedor, lo cual fue castigado con despido.

Calderón da pruebas de que se puede abatir esta problemática que suele desmotivar a una parte del público, aunque con un alto costo humano y administrativo.

"Para el concierto de Pavarotti (abril de 1997) instalamos un sistema de venta de boletos alterno al de Ticket Master, pedíamos una identificación a los compradores y enviábamos los boletos a la dirección que nos indicaban", explica, "y cuando a pesar de todos estos...

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