Los retos del nuevo líder

AutorFernando del Collado, Marco Antonio Martínez y Antonio Trejo Avila

Contar con una personalidad "de indiscutible arraigo en la opinión pública" y reunir "la fuerza personal y política bastante (como) para merecer la confianza general".

Nombre y prestigio. Esas eran las condiciones que -a juicio de Plutarco Elías Calles- debía reunir quien en política aspirara a tareas mayores.

El escenario que se perfilaba en 1928 parece no ser distinto al que afrontan los herederos de la Revolución Institucionalizada.

Adaptando las frases a los tiempos del nuevo siglo, el PRI habrá de necesitar más apego al esquema institucional y no convertirse en partido de un hombre.

Resuelta la contienda interna por la presidencia y la secretaría general a favor de Roberto Madrazo Pintado y Elba Esther Gordillo, hay más dudas que respuestas sobre el futuro del partido que gobernó al México postrevolucionario y que perdió el poder el 2 de julio del 2000.

La historia del PRI cambió, luego de estos 42 días de campaña y del gasto de más de 60 millones de pesos en el proceso.

Primero fue la "impugnación política". Este fin de semana se libró la última batalla entre Beatriz Paredes y Roberto Madrazo. Mañana, el partido cumple 73 años. Comienza otra historia.

Poder. Mucho poder tendrá el nuevo presidente del PRI. Porque Madrazo no sólo presidirá el Comité Ejecutivo Nacional, sino también el Consejo Político Nacional -ampliado a mil integrantes- y la nueva Comisión Política Permanente, que enlazará a las dos anteriores.

Un poder que sus antecesores no tuvieron. Enfoque solicitó la opinión de todos los ex presidentes del PRI en activo. Seis de ellos accedieron a contestar estas 12 preguntas, que giraron en torno a los retos que afrontará la nueva dirigencia. Mucha preocupación, por la unidad y por el estilo, se advierte en sus respuestas.

¿Cuál es la tarea más difícil para un presidente de partido?

Pedro Ojeda Paullada: No se trata de ordenar sino de conducir lo que sea la voluntad colectiva y por eso hay que saber escucharla, saber recoger las causas de la población y saber orientarlas.

Genaro Borrego Estrada: Es transformar al PRI, crear las condiciones para que el partido supere sus problemas de identidad política, de gobernabilidad interna y credibilidad ante la sociedad.

Ignacio Pichardo Pagaza: Mantener la credibilidad frente a la opinión pública y frente a los propios priistas, sin perder en ningún momento la orientación ideológica de un partido, que como el PRI, es de centro-izquierda.

María de los Angeles Moreno: Conciliar y a la vez ser firme.

Fernando Ortiz Arana: La orientación y la oportunidad de las decisiones políticas principales, desafío que ahora ha de resolverse mediante el gobierno colegiado, el debate abierto, la aceptación efectiva de la pluralidad y la transparencia.

Mariano Palacios Alcocer: La tarea más difícil es ganar elecciones. Esto sólo ocurre cuando el electorado ve con seriedad a una organización política por su trabajo cotidiano y por la respetabilidad de los candidatos que postula. Al final de la tarde, todo partido se mide por eficacia electoral.

Comparando con el periodo que le tocó a usted ¿qué márgenes de maniobra tendrá la nueva dirigencia?

Pedro Ojeda Paullada: No debe compararse la gestión de un dirigente -como la mía que fue hace 20 años- con la actual, porque estamos hablando de cambios importantes. El sistema estaba integrado de tal manera que cada parte funcionaba debidamente, por lo tanto el dirigente podía acudir con toda tranquilidad hacia los interlocutores correctos para tener una respuesta favorable, como siempre la tuve. Ahora debe buscarse esa articulación para que cada pieza ocupe su lugar y haya un funcionamiento sistémico.

Genaro Borrego Estrada: Será la primera gestión sin el presidente de la República. Esperaría que el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional obedezca al Consejo Político Nacional. A mí me correspondió ser dirigente cuando el presidente de la República, como lo fue durante 70 años, era el líder del partido y tomaba las decisiones fundamentales. Estaba acotado, como todos.

Ignacio Pichardo Pagaza: Depende de quién sea el nuevo dirigente. Se requiere de una dirección que tenga visión de Estado y visión de largo plazo, que transforme al partido en una organización que responda a las expectativas de la sociedad desde el punto de vista de su ideología, su comportamiento político, de su proyecto de país.

María de los Angeles Moreno: Dependerá de su capacidad de liderazgo y de su discernimiento sobre el papel del PRI en esta etapa del país.

Fernando Ortiz Arana: Todas las decisiones políticas serán tomadas por una dirigencia colegiada, sin que exista una instancia superior. Su legitimidad, al mismo tiempo, le permitirá articular a los militantes que desempeñan cargos, como gobernadores y legisladores, en una lógica política plural, constructiva y lúcida.

Mariano Palacios Alcocer: El margen de maniobra de la nueva dirección nacional del partido estará acotado por algunos elementos que no existían con anterioridad: la polarización de los gobernadores priistas, senadores, diputados y alcaldes, derivada del proceso de elección interna; las adhesiones públicas de diversos dirigentes sectoriales y de organizaciones partidistas que no estuvieron con la fórmula vencedora; la escasez de recursos económicos para hacer frente a procesos electorales locales y una necesaria reconstrucción de la imagen pública del partido frente a la sociedad, tras el desgaste generado por la elección del 24 de febrero. Muchos de los simpatizantes y promotores de la fórmula triunfadora no tendrán cabida en el CEN del PRI y serán los primeros detractores de la nueva dirigencia, y el proceso de negociación interna llevará a incorporar a representantes de otros grupos y regiones en los mandos nacionales del partido, con el riesgo de que no se integren en un genuino equipo de trabajo.

¿Cómo influye la nueva correlación entre grupos políticos en la nueva gestión? ¿Cómo deberá ser el trabajo de reconciliación?

Pedro Ojeda Paullada: Cuando hablamos de que es necesario privilegiar la unidad -en éste como en cualquier partido y en cualquier momento-, es lógico que después de una elección es necesario que se ratifique la unidad de cada uno de los miembros del partido, comprometiéndose a trabajar de acuerdo con las directrices que nos hemos dado en nuestra asamblea última. El Consejo Político Nacional deberá trabajar activamente para ese fin.

Genaro Borrego Estrada: A mí no me gusta esta elección y no creo que sea el evento que vaya a darnos la pauta para resolver la crisis de gobernabilidad interna en la que entró el partido. La recomposición tendrá que ser proceso...

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