El respeto rige esta relación

AutorJorge Alberto García

Antes, el médico era visto como un papá. Veía al paciente como si fuera su hijo y el paciente no opinaba ni cuestionaba nada sobre su tratamiento. Ésa era la teoría paternalista en la atención al paciente.

Ahora esa relación ha cambiado.

"Ahora domina la teoría autonómica, que dicta que ambos son iguales y el paciente debe recibir información en un lenguaje adecuado para que comprenda su situación y tome junto con su médico la mejor decisión para su salud", dice el psiquiatra Omar Kawas.

CINCO PRINCIPIOS

Un respeto a la autonomía del paciente es el primero de cinco puntos que forman el eje de la teoría autonómica. El segundo es el llamado principio de no maleficencia, en la cual se debe evitar un daño a su integridad.

"Un médico no puede someterlo a tratamientos arriesgados, no aprobados o que no hayan demostrado cientificamente su eficacia, porque él crea que alguno puede ser positivo", remarca el psiquiatra.

El tercero es el principio de beneficencia, que se basa en la idea de que todos los medicamentos poseen un efecto secundario y que el médico debe recetar el que proporcione un beneficio superior al riesgo.

"Un cuarto punto es la obligación de mantener la confidencialidad de todo lo que escuche y observe en consulta y el quinto que sea capaz de ofrecer las mismas oportunidades de ser bien atendido viva donde viva el paciente.

"Este último punto difícilmente se cumple en un país como México donde existen enormes niveles de desigualdad" lamenta el experto, quien es profesor de Ética en Psiquiatría en el Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario.

Otras obligaciones que tienen los médicos son no tomar ninguna ventaja de su posición de un modo social, económico, político, físico, emocional o sexual, así como estar libre de conflictos de interés.

"Esto es por ejemplo que un laboratorio farmacéutico le ofrezca incentivos si sólo receta sus productos o que un laboratorio de análisis clínicos le dé una comisión por mandar a pacientes a que se practiquen estudios ahí", dice.

Para administrar cualquier tratamiento médico es necesaria la autorización del paciente y para ello existe el consentimiento informado.

"Se necesita que la persona esté perfectamente enterada de su padecimiento, que sea voluntario, es decir, que nadie la haya obligado a aceptar ese tratamiento y que sea competente para entenderlo", comenta Kawas.

Aunque la teoría autonómica prevalece a nivel personal, en políticas publicas en salud la teoría paternalista...

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