Resienten caída en las remesas

AutorAdán García

Corresponsal

ÁLVARO OBREGÓN.- A sus 75 años, Salatiel Jiménez sufre en carne propia los coletazos de la recesión económica en Estados Unidos.

Aunque está a cientos de kilómetros de distancia del vecino país del norte, el vivir en uno de los muchos pueblos de Michoacán que dependen de las remesas lo hace un damnificado más del estancamiento económico.

Este ex migrante tiene más de cuatro años sin ver a sus tres hijos, quienes salieron en busca del "sueño americano".

"Sí ha afectado (la recesión económica en Estados Unidos) porque la familia ya no puede mandar dinero por sus gastos allá, y porque el trabajo está escaso", comenta.

Salatiel apenas se sostiene con mil 400 pesos al mes con su cargo como jefe de Tenencia en La Purísima, un pueblo de 500 habitantes en el norte de Michoacán, que había encontrado su desarrollo en el envío de remesas.

Las aportaciones de los migrantes permitieron pavimentar 5 kilómetros de camino para conectar al pueblo con la carretera federal Morelia-Maravatío, así como perforar el pozo que sirve para abastecer de agua, además de la construcción de un panteón.

La recesión ha frenado el desarrollo de este lugar. Desde hace dos años, los cheques de hasta 50 mil dólares dejaron de llegar.

"La nueva iglesia (que se construye con recursos de los migrantes) está inconclusa. La plaza principal está a medias. Falta construir los baños, el techado y colocar la iluminación", detalla Salatiel.

En La Purísima casi no quedan hombres. La mayoría se fue a Estados Unidos y en las...

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