Rescatan sabor del chocolate

AutorYanireth Israde

Los clérigos le temían al chocolate, que se bebía sin apuro en las iglesias durante la Nueva España.

Mientras el sacerdote predicaba sobre los pecados, la feligresía se deleitaba en la bebida de cacao, con un regocijo que fácilmente podía derivar en gula, cuenta el escritor José Luis Trueba Lara, colaborador de la segunda edición de Artes de México, dedicada al chocolate, su mística y mestizaje.

"Varias crónicas relatan cómo tenían que limpiar el chocolate del piso en la Catedral porque la gente llegaba con sirviente, bandeja, jarras y tazas. Y mientras el padre discurría sobre los pecados se echaban sus chocolatazos. Hasta que llamaron al orden".

Trueba Lara documenta en su texto el potencial pecaminoso de la bebida que podía estimular la gula, la lujuria y la avaricia. Las almendras de cacao, recuerda el escritor, eran monedas de uso corriente en el México antiguo: con un grano de cacao podía comprarse un aguacate maduro, un jitomate de buen tamaño, un zapote grande o un tamal.

"El dinero que crecía en los árboles pronto avivó la avaricia, y los falsificadores de cacao comenzaron a hacer de las suyas. Según relata fray Bernardino de Sahagún, algunos tostaban las semillas viejas y secas para que parecieran nuevas y frescas, otros las sumergían en agua para que se hincharan y ganarán lustre, unos más las horneaban en ceniza caliente y las cubrían con greda para que parecieran gordas y nuevas. Por supuesto que no faltaban los que mezclaban las 'menuditas o pequeñitas' con las robustas".

En la época creían también que el chocolate podía inducir a la lujuria por su poder afrodisíaco cuando se le mezclaba con otros ingredientes, y la costumbre de beberlo...

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