Rescatan raíz barroca de sones mexicanos

AutorLaura Castellanos

El son jarocho, sorteando el tiempo y la distancia geográfica, recoge su simiente en la música barroca española, herencia que se expresa en los sones barrochos, jarrocos o barrocos-jarochos.

La festiva reunión del sonido de la jarana y de la guitarra española brota en El laberinto en la guitarra, El espíritu barroco del son jarocho (FONCA), grabado por la agrupación Ensamble Continuo.

El disco es el resultado de una década de investigación y refinamiento musical por parte de los fundadores del ensamble: el historiador Eloy Cruz y el etnomusicólogo Enrique Barona, quienes, ahora como jaraneros, demuestran la raigambre novohispana del son jarocho actual.

Cruz comenta que para él una de las principales revelaciones de sus estudios fue confirmar en la práctica lo que académicamente se sabía: cuando el son perdía su alegría y luego desaparecía en la España del siglo 18, en México tuvo una continuidad y diversificación únicas.

“El son barroco —en su versión de chaconas, zarabandas, folias, canarios, jácaras y villanos— llegó a México a finales del siglo 16 y se dispersó desde lo que hoy es Nuevo México hasta El Salvador”, explica.

A partir del siglo 17 el son empezó a diferenciarse y otorgó una identidad regional al país que prevalece hasta nuestros días, por eso hay son jarocho y huasteco, así como abajeño en Michoacán, de tarima en Guerrero, de mariachi en Jalisco, istmeño en Oaxaca, y también se toca en Tabasco y Yucatán.

“A la familia de la guitarra barroca se le adaptó en cada región, por eso aquí hay muchos instrumentos de cuerda, pero nos acercamos a la parte jarocha por ser la más evidente”, precisa Barona.

El detonante de la indagación surgió cuando Cruz, especialista en historia de la música barroca de los siglos 17 y 18, fue al tradicional encuentro de jaraneros de Tlacotalpan, Veracruz.

“Me sorprendió escuchar a unos jóvenes que estaban tocando una pieza, y dije, ‘es un villano’; me explicaron que se trataba de un son jarocho llamado El Guapo”, recuerda.

Su sorpresa creció conforme se fue adentrando en el son jarocho: las jaranas se afinaban de la misma forma que la guitarra barroca en el siglo 16, los dos instrumentos básicos...

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