Repudian al 'narcoedil'
Corresponsal
IZÚCAR DE MATAMOROS.- El "exitoso migrante" que llegó a ser Alcalde, ahora se convirtió en el hombre más repudiado de este municipio poblano.
El caso del alcalde con licencia, Rubén Gil Campos, causa indignación y temor entre los habitantes que lo acusan de ganar todo a fuerza de dólares.
Así ven a "El Gavilán", apodo que ostenta dentro del tráfico de drogas en Estados Unidos, según el expediente de la DEA.
La gente recuerda que la mejor "oferta" de campaña del priista fue "soltar dinero" en las juntas auxiliares y en las rancherías para vencer a sus contrincantes.
Manuel Ramírez, comerciante del centro de esta ciudad, explica que con los billetes verdes por delante abrió un sinnúmero de puertas y consiguió los votos de familias en pobreza y extrema pobreza.
"No hizo ofrecimientos de desarrollo ni de estabilidad; hizo una campaña de dispendio, soltó dinero por todas partes y ahí están las consecuencias", critica.
A otros electores les gana la decepción por creer en Gil y darse cuenta del problema en que está involucrado.
Marco Antonio Gómez es uno de ellos.
"Lo vendieron como un empresario, migrante de resultados, y ahora no hace mas que salpicar inmundicia por todas partes y ya ensució a nuestro municipio", dice.
Ahora, algunos se explican por qué Gil siempre estaba rodeado de "guaruras" que lo rodeaban en cada acto político y durante sus 35 días como alcalde.
Pablo Isidro menciona que era común observar a los escoltas con armas de grueso calibre. "Parecían matones detrás del Alcalde", refiere.
Otros ciudadanos optan por guardar silencio; Mateo, un hombre de 50 años, es uno de ellos.
"¡No...! De eso no sé nada; pregúntenme de qué necesidades tenemos, de cómo anda el campo, pero de ese señor no quiero opinar", responde y se levanta de una banca en el zócalo.
En Tepeojuma, en donde nació Gil y vivió hasta los 17 años de edad, la mayoría lo recuerda como un muchacho decente, pero también coinciden en que terminó por corromperse tras décadas de estar en la unión americana.
Antonio Castillo, de 70 años de edad, cuenta que Rubén se corrompió al irse a probar suerte a Estados Unidos.
"Se metió entre las patas de los caballos con eso de la droga, que no sé si la llevaba, que no sé si se la pusieron o que la vendía, pero está en el lío y todo porque le ganó la ambición por el dinero"...
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