Reprochan olvido en cuna de AMLO

AutorJorge Ricardo

MACUSPANA.- "Venga, vega Francisco: el señor es periodista, muéstrale tus pies", grita Ramón Pascual Pérez en la puerta de su casa, toda inundada de agua sucia, que no sabe por dónde irse.

"Mírele los pies, mírele estas llagas que salen de tantos días en el agua", dice Ramón y los renacuajos pequeñitos le muerden las espinillas bajo el agua.

Tendido sobre una cama colocada en el patio alto, Francisco Ricardez dice que todo Tepetitán está inundado desde el sábado. Que apenas si lograron enviar a niños y mujeres a los albergues y ellos se quedaron a cuidar lo poco que salvaron. Algún cerdo, guajolotes, su casa húmeda.

"Aquí estamos, olvidados, se puede decir", dice Ricardez. Tres hombres más se aparecen con las sienes palpitando por hambre y el calor del trópico. "Ah, sí", dice Guadalupe López, un campesino convertido en lanchero: "Este es el pueblo del Presidente".

Quien haya escuchado en el mundo el nombre de esta villa, a dos horas de Villahermosa, lo relaciona con López Obrador. Cuando el Presidente se hace el humilde, habla de Tepetitán. Pero hoy sus paisanos secretamente le reprochan que se ha olvidado de ellos.

"No señor, aquí el Presidente no ha enviado, pa'que me entienda, nada. O a lo mejor lo mandó, pero se quedó en la entrada", dice Guadalupe, 32 años, padre de dos niñas que mandó a otro pueblo.

El hombre saca su cayuco y recorre las calles inundadas. Flotan televisores y basura, un caballo muerto, los perros deambulan entre el agua. Más allá, las reses están sumidas en el lodo. El río de Tulijá todavía cruza con fuerza las casas. El delegado de Tepetitán, Norberto Alamilla, dirá más tarde que la afectación al pueblo es del 100 por ciento. "Mil 500 personas damnificadas".

"¡El señor es reportero, va a tomarle fotos a tu casa!", va gritando Guadalupe y quiere que se entreviste a todo el mundo.

"Venga acá, en mi casa ya no está mi casa", dice un hombre en la azotea, donde halló refugio para su familia.

"Esa que se ve hundida hasta la mitad es mi casa". Quiere ir, pero una mujer que lava ropa detrás, con el agua hasta las rodillas, dice que por ahí vio ayer un cocodrilo de tres metros.

Guadalupe deja su cayuco y se mete a pie a lo que era un corral de cerdos. "Tuvimos que matar uno porque no pudimos sacarlo y...

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