La Reorganización Internacional y la Política Norte-Americana (2ª Parte)

La reorganización Internacional y la Política norte-americana
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(Concluye.)

  1. Libertad absoluta de navegación de los mares, fuera de las aguas territoriales, lo mismo en paz que en guerra, excepto en los casos en que los mares sean cerrados, total o parcialmente, por acción internacional con el objeto de imponer el cumplimiento de tratados internacionales.

  2. La remoción, en cuanto sea posible, de toda barrera económica, y el establecimiento de la igualdad de condiciones comerciales entre todas las naciones signatarias de la paz y asociadas entre sí para su mantenimiento.

  3. Adecuadas garantías de que los armamentos nacionales serán reducidos al más bajo grado consistente con la seguridad doméstica.

  4. Libre, amplia y absolutamente imparcial arreglo de todas las cuestiones coloniales, basado en la estricta observancia del principio de que en la determinación de todas las cuestiones de soberanía, el interés de los pueblos debe tener igual peso que el de las equitativas demandas del Gobierno cuyos títulos van a ser decididos.

  5. La evacuación de todo territorio ruso y el arreglo de todas las cuestiones relativas a Rusia en una forma que asegure la mejor y más libre cooperación de las otras naciones del mundo en la consecución para Rusia de una oportunidad sin trabas para la independiente determinación de su propio desarrollo político y de su política nacional, asegurándole una sincera acogida en la sociedad de naciones libres bajo instituciones de su propia elección; y no sólo acogida, más aún, todo el apoyo que ella pueda necesitar y esté dispuesta a aceptar. El tratamiento acordado a Rusia por sus hermanas las otras naciones en los meses venideros será la piedra de toque de su buena voluntad, de su incomprensión de sus necesidades, separadamente de sus propios intereses, y de su inteligente y generosa simpatía.

  6. Bélgica,-el mundo entero estará de acuerdo,-debe ser evacuada y restaurada, sin tentativa alguna de limitar su soberanía, que ella posee en común con todas las naciones libres. Ningún otro acto servirá como éste para restablecer la confianza de las naciones en las leyes que ellas mismas han creado y determinado para el gobierno de sus relaciones entre sí. Sin este acto reparador la estructura toda y la validez del derecho internacional quedarán para siempre destruidas.

  7. Todo territorio francés debe ser libre y restauradas las porciones invadidas, y la iniquidad cometida contra Francia por Prusia en 1871 en la cuestión de Alsacia Lorena, que ha perturbado la paz del mundo por cerca de cincuenta años, debe ser reparada, a fin de que la paz pueda otra vez ser estable en interés de todos.

  8. Una rectificación de las fronteras de Italia debe verificarse conforme a líneas claramente reconocibles de nacionalidad.

  9. A los pueblos de Austria, Hungría, cuyo puesto entre las naciones deseamos ver asegurado y garantizado, debe proporcionárseles la más amplia oportunidad de desarrollo autonómico.

  10. Rumania, Servia y Montenegro deben ser evacuadas; restaurados los territorios ocupados; y debe acordarse a Servia libre y seguro acceso al mar; y las relaciones entre los Estados balcánicos deben ser determinadas por consejo amistoso en el sentido de vínculos de fidelidad y de nacionalidad históricamente establecidos; y deben concertarse garantías internacionales de independencia política y económica y de integridad territorial de los Estados balcánicos.

  11. Las porciones turcas del actual imperio otomano deben gozar de una firme soberanía; pero, las otras nacionalidades que están hoy bajo la dominación turca deben obtener una indudable seguridad de vida y una oportunidad absolutamente tranquila de desarrollo autonómico; y los Dardanelos deben ser permanentemente abiertos como un pasaje libre para los barcos y el comercio de todas las naciones bajo garantías internacionales.

  12. Una Polonia independiente como Estado, debe ser creada, abarcando los territorios habitados por poblaciones indisputablemente polacas, con firme y seguro acceso al mar, y cuya independencia política y económica e integridad territorial, sea garantizada por convenio internacional.

  13. Una sociedad general de naciones debe formarse por tratados especiales, con el propósito de crear mutuas garantías de independencia política e integridad territorial lo mismo de los grandes que de los pequeños Estados.

    Los cuatro puntos enunciados en su discurso del 11 de febrero son:

  14. Que cada cláusula del arreglo final sea basada en la justicia esencial de ese caso particular, constituyendo una solución, la más apropiada, para crear una paz que sea permanente.

  15. Que pueblos y provincias no sean objeto de tráfago entre soberanías cual si fuesen bienes muebles o piezas de un juego, aun que sea el gran juego, para siempre desacreditado; del equilibrio del poder; sino que

  16. Todo arreglo territorial resultante de esta guerra debe ser hecho en interés y para beneficio de los pueblos a quienes concierne; y no como parte de una mera transacción de pretensiones entre Estados rivales; y

  17. Que toda bien definida aspiración nacional reciba la mayor satisfacción que pueda ser acordada sin introducir nuevos o perpetrar viejos elementos de discordia y antagonismo que puedan en lo futuro romper la paz de Europa, y por consiguiente del mundo.

    Finalmente en su discurso del 27 de septiembre, que fue el que motivó las gestiones finales de paz hechas por Alemania, se encuentran contenidos los cinco puntos siguientes:

  18. La imparcial justicia que se imparte no debe admitir distinción entre aquellos con quienes deseamos ser justos y aquellos con quienes no deseamos serlo. Debe ser una justicia sin favoritos, que no conozca otra norma que la igualdad de derechos de los diversos pueblos interesados.

  19. Ningún interés especial o separado de una nación, o un grupo de naciones, no compatible con el interés común de todas, podrá servir de base a parte alguna del tratado de paz.

  20. No podrá haber ligas o alianzas ni especiales convenios y entendidos dentro de la familia general y común de la Liga de las Naciones.

  21. Y más particularmente- no podrá haber especiales y egoístas combinaciones económicas dentro de la Liga, ni podrá hacerse uso de forma alguna de coacción (boycott) económica o exclusión, desde que el poder de imponer penas económicas por exclusión de los mercados del mundo puede ser atributo de la propia Liga de Naciones como un medio de disciplina y control.

  22. Todo convenio y tratado internacional, cualquiera que sea su índole, debe ser hecho del dominio público en toda su integridad.

    EL VIAJE A EUROPA DEL PRESIDENTE WILSON

    Simultáneamente el viaje del Presidente Wilson a Europa y el programa de paz contenido en los catorce puntos de su mensaje de enero, fueron atacados y sostenidos con gran vehemencia, y se convirtieron en temas debatidos a diario por la prensa, a los cuales se les dio para su impugnación o defensa un matiz enteramente político, constituyendo ese programa el centro de controversia en los órganos de combate de ambos partidos: el demócrata y el republicano. Sin embargo, la oposición virulenta desarrollada en contra del viaje del Presidente a Europa cesó casi por completo en cuanto tal medida fue un hecho consumado, mientras que los catorce puntos del programa wilsoniano están aún en el tapete de la discusión y han sido blanco de los tiros de dos de los senadores republicanos de más fuste, en sus sensacionales discursos en el Senado: Mr. Philander C. Know, Ex-Secretario de Estado y Mr. Henry Cabot Lodge, uno de los "leaders" de su partido, que ha sido y puede considerarse aún como "presidenciable".

    El "St. Louis Globe Democrat" refiriéndose al viaje del Presidente expresa "que nada se ganará para nuestra causa o para la dignidad de la nación con una controversia nacional sobre ese punto". "El Public Ledger" de Filadelfia concuerda con esa opinión y asevera que no puede ver en qué se facilita la resolución de las cuestiones complejas pendientes, con el fuego nutrido de críticas políticas que siguiese al Presidente desde Washington, amenguando así su prestigio en París. El "Christian Science Monitor" de Boston, está plenamente convencido "de que el Presidente Wilson va a la Conferencia de Paz contando con toda la fe y la confianza de sus conciudadanos".

    Los más influyentes jefes del partido republicano aconsejan serenidad a sus colegas más impulsivos que resienten el viaje del Presidente, indicando que el pueblo no tolerará que se intervenga en un asunto tan delicado; y el "New York Evening Post" afirma que "se espera del partido republicano una actitud serena y digna, de manera que el Presidente de los Estados Unidos cuando se encuentre en el extranjero no aparezca como si hubiese dejado tras de si a un pueblo en pleno desacuerdo."

    Sería un error, sin embargo, creer que esas expresiones de órganos caracterizados de la prensa, fueron la voz unánime de la opinión pública, ya que muchos y muy distinguidos diarios y revistas no vacilaron en dar rienda suelta a sus sentimientos y a formular su desagrado o sus temores ante el proyecto del viaje presidencial.

    Uno de los periódicos más serios que sin embargo, se deja a veces arrastrar en sus juicios y en sus expresiones por un inveterado apasionamiento el "Washington Post" -se refiere a esta materia en un editorial en los términos siguientes, concluyendo que "en bien o en mal el Presidente Wilson sale para Europa sin contar con el apoyo unánime del pueblo americano y éste se reserva su juicio".

    "Cuando el Presidente vaya a la Conferencia con los jefes ejecutivos de los gobiernos de los aliados" -continúa comentando el mismo diario- encontrará que cada uno de ellos está sostenido como sobre un muro de piedra por el pueblo de su país. Lloyd George ha convocado astutamente una elección para el 15 de diciembre, a fin de recibir el mandato reciente del pueblo británico de sostener con firmeza los intereses del Imperio en las negociaciones de paz. El Primer Ministro Clemenceau es la voz viviente de Francia y los fines...

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