Renoir... ¡brillante!

AutorMargarita Fernández de Urquiza

Dedicó su vida a crear imágenes resplandecientes, sensuales y llenas de vitalidad y alegría. Ahora, en el 170 aniversario de su natalicio, vale la pena recordar su existencia, talento, pasión y perseverancia. Y claro, admirar su obra. Es Renoir.

Pierre-Auguste Renoir nació en Limoges, Francia, el 25 de febrero de 1841. Su padre era sastre y por motivos de trabajo, la familia se trasladó a París, cuatro años después del nacimiento del genio pictórico.

Los problemas económicos familiares obligaron a Renoir a trabajar casi niño, a los 13 años, después de terminar sus primeros estudios. Desde pequeño había demostrado gran talento en el dibujo, por lo cual, su padre le consiguió su primer trabajo en la fábrica parisina de los hermanos Lévy.

Renoir se dedicó a decorar tazas y floreros de porcelana con motivos florales, desnudos femeninos y retratos de estilo rococó.

Podría decirse que la pintura decorativa que realizó por cuatro años constituyó su primera base formativa, cuya influencia perduró en forma sutil a lo largo de su vida.

Durante esos años como artesano, Renoir aspiraba a ser un artista formal en la pintura y así, en 1860, consiguió permiso para realizar copias de las obras de arte en el Museo del Louvre.

Esta actividad continuó su formación artística y así consiguió aliviar un poco su precaria situación económica.

En 1861, ya había logrado ahorrar suficiente dinero para realizar estudios de arte y entró al taller de Charles Gleyre, donde conoció a Henri de Fantin-Latour, Alfred Sisley, Claude Monet y Frédéric Bazille, artistas con quienes trabó una gran amistad.

Fue admitido un año después en la École des Beaux-Arts, y más adelante conoció a Camille Pissarro y a Paul Cézanne, quienes estudiaban en la Académie Suisse.

* * *

Renoir frecuentaba el Café Guerbois, y ahí el primer grupo, que después sería llamado impresionista, compartía ideas con Edouard Manet. En 1870 participó como soldado en la Guerra Franco-Prusiana para volver después a la capital francesa y continuar su carrera artística.

El interés de Renoir por la figura humana dominó desde un principio en sus obras. Sin embargo, también pintó paisajes y naturalezas muertas.

Fue uno de los principales impresionistas que salieron al campo a pintar al aire libre, captando la luz natural, el aire, el movimiento en los reflejos del agua y el momento fugaz.

La influencia de la fotografía y grabados japoneses de colores pastel, composición asimétrica, espacios planos y escenas casuales...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR