Renée Pélagie, la esposa del Marqués de Sade

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 5 (EL UNIVERSAL).- La mujer detrás del libertino, fue obligada a casarse en un matrimonio por conveniencia, le dio su título de noble y sus lujos, pero él solo le profirió desprecios. Ésta es la historia de Renée Pélagie.

La primera vez que Donatien Alphonse de Sade vio a la mujer que sería su esposa fue el día de la boda. Un matrimonio por conveniencia, pues el padre de Sade necesitaba dinero así que negoció el casamiento e hizo todo porque fuera el mismo Rey quien sancionara el acuerdo matrimonial.

Sade estaba en Provenza donde se estaba curando el corazón roto y tomaba un tiempo de reflexión personal. Llegó a París, sabiendo su suerte, pero no sabía que la boda se realizaría tan pronto. No podía negarse a ejecutar el compromiso, pero pensaba que la sola idea de casarse con esa mujer le inspiraba repugnancia, tanto como ella misma, así lo dijo en una carta que escribió a su tío, el abad de Sade y a una de sus amigas, a quien consideraba su segunda madre.

Renée Pélagie de Launay de Montreuil vivía casi aislada de la sociedad, era parte de la nueva nobleza, esa que la vieja nobleza de Francia rechazaba por ordinaria, los nuevos ricos con una excelente posición social, era Marquesa, pero nunca había salido de la casa familiar así que rápidamente se enamoró de Sade, claro, él tenía su reputación, pero ella no la conocía, así que le pareció buen partido; pertenecía a una familia de buena crianza, era joven, tenía carrera militar y era atractivo.

Se casaron en sus veintes, cuando la sociedad francesa era el signo de la inocencia, una muestra de la pureza del siglo XVIII, pero Sade tenía una vida aparte, un libertino que carcomido por el monstruo de los placeres estaba dispuesto a arrasar con quien se le pusiera en frente, incluso la propia Renée.

Los recién casados estaban llenos de lujo, pero la madre de ella no estaba de acuerdo, había convencido a su hija de que era una mujer sin atractivo, un adefesio que nadie miraría, pero no le gustaba que le diera tantos consentimientos y lujos a Sade.

Gracias a la madre de Renée fue que la policía buscó atrapar a Sade, lo acusó de forma secreta, y la justicia lo condenó a la cárcel, fue así como su esposa se enteró de la segunda vida que llevaba su amado. Sin importarle esto, la chica rompió la relación con su madre, ayudó a su esposo a escapar de la prisión y se hizo de la vista gorda ante su comportamiento, que incluía un romance con su pequeña hermana Anne Prospere...

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