Renaud Barbaras, Le desir et le monde.

AutorLucero, Jorge Nicolas
CargoResena de libro

Renaud Barbaras, Le desir et le monde, Hermann (Tuche), Paris, 2016, 233 pp.

Los trabajos de Renaud Barbaras se encuentran entre los mas importantes de la fenomenologia francofona en los ultimos treinta anos. Sus investigaciones han reavivado los estudios de la obra de Maurice Merleau-Ponty (Barbaras 1991, 1998 y 1999) y han contribuido mucho a la difusion de la filosofia de Jan Patocka (Barbaras 2007 y 2011). Su interes por estos autores no ha sido solo exegetico, sino que ha edificado su propio camino filosofico, el cual se centra en repensar la nocion de vida como clave de boveda del a priori correlacional. En sus obras mas relevantes, Introduccion a una fenomenologia de la vida (2008) y Dinamica de la manifestacion (2013), el deseo se postula como la esencia del vivir y el fundamento de la fenomenalidad. No obstante, este trabajo reciente debe considerarse vital para comprender la fenomenologia barbarasiana, dado que en las obras anteriores el filosofo caracteriza el deseo con una impronta mas deconstructiva que positiva (al rechazar una por una las posiciones dominantes sobre la nocion de vida), y su caracterizacion positiva no puede separarse con claridad y distincion de otras teorias del deseo como el psicoanalisis. Por el contrario, en El deseo y el mundo Barbaras deja al descubierto una fenomenologia del deseo con rasgos definidos y marca al mismo tiempo las grandes diferencias de su propuesta respecto de las teorias psicoanaliticas.

En este sentido, la introduccion del libro enuncia el modo de investigacion que precisa el deseo y su diferencia radical con la pulsion. Aunque el deseo sea por naturaleza un concepto elusivo, su investigacion no puede comenzar mas que a traves del sujeto, pues es en el deseo donde el ser del sujeto y su ipseidad estan enjuego. Por eso, el ser y el tener no son categorias pertinentes, del mismo modo que, para caracterizar la vida como tal, no podemos valernos de ni la experiencia de vivir (erleben) ni de la de estar vivo (leben); en consecuencia, no tenemos deseo porque el deseo nos posee, y no somos deseo porque nosotros devenimos a traves de el. La imposibilidad de adaptacion al ser y al tener sugiere una ambiguedad profunda del deseo, con lo que queda expuesta una coexistencia entre modos de relacion opuestos en lo deseado y lo deseante, porque acontece a la vez como propio e impropio--esta en el sujeto y, a la vez, lo sobrepasa--.

Como experiencia ambigua, el deseo es la experiencia de un movimiento o una potencia y, como experiencia condicionante del sujeto, el deseo es, en esencia, deseo de nadie. Al tratarse de un deseo originariamente anonimo, que se rebela ante toda subjetivacion mientras la excede, ?cual podria ser su objeto, aquello que en este acontecimiento anonimo se desea? Segun Barbaras, la respuesta precisa una reflexion del desear como tal, es decir, del deseo como un modo de ser especifico para elucidar la especificidad de lo deseado y lo deseante y para lo cual es menester una epoje fenomenologica con vistas a conocer su sentido profundo.

Esta propuesta se hermana con la freudiana: al poner el acento en la caracteristica de empuje de la pulsion, Freud autonomiza el deseo del objeto y evita con ello considerar el deseo mera respuesta a cierto tipo de objeto, como si fuese un movimiento desencadenado por un orden de la realidad. Por otra parte, lo importante del deseo, como se destaca con la pulsion, es su modo de ser dinamico. De hecho, este empuje por si mismo no invoca la satisfaccion, sino que es necesario relacionarla con el principio de placer, de donde surge la distincion de las otras dimensiones de la pulsion (meta y objeto). Entonces, el deseo excede al objeto y es previo a el, porque ningun objeto puede detener su empuje. Un tercer aspecto surge en la relacion de la pulsion con el objeto: al separar la satisfaccion del objeto y, por ende, al no atar el deseo al objeto sino subordinar el objeto al empuje del deseo como su condicion verdadera, Freud establece una epoje del deseo. El deseo acaba por ser la potencia de la pulsion, deseo de nada determinado que no tiene otro fin que si mismo.

Sin embargo, un cuarto aspecto sugiere la diferencia irreconciliable entre el deseo y la pulsion bajo el concepto de sublimacion. Barbaras llama la atencion sobre la sublimacion como destino del deseo; si la pulsion "es mas fuerza que intencionalidad, aspiracion mas que vision, busqueda de placer mas que desvelamiento" (p. 29), (1) entonces la sublimacion no implica solo un cambio de objeto, sino tambien un cambio en la relacion con este, puesto que se pasa de un deseo a una relacion de conocimiento. La posibilidad misma de la sublimacion es lo que permite colocar una direccionalidad (visee) mas profunda que la particion entre el deseo sexual y el conocimiento, la cual es la condicion de posibilidad de ambas. La sublimacion no elimina el deseo por el conocimiento, sino que ilumina el deseo como fondo del conocimiento. De este modo, mientras que la pulsion es puro empuje, el deseo es lo que Patocka llamaba fuerza vidente: la avanzada del deseo es al unisono un esclarecimiento de hacia lo que se dirige, es decir, el deseo hace aparecer su objeto en y por su aspiracion. Por ello, Barbaras comprende que, si se considera la sublimacion en su operacion, el destino de esta y el destino del deseo originario son una y la misma cosa, lo que conduce a Barbaras a rechazar la teoria de la...

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