Renacimiento de la letra

AutorJesús Pacheco

Hablar de caracteres, redondas, cursivas, negritas, compactas, anchas, florituras, patines o capitulares puede parecer complejo o de plano hermético para un lector ajeno a los menesteres editoriales, pero nadie que haga uso de la letra impresa puede decirse del todo indiferente a los atractivos de una letra hermosa.

Cuando le dijimos adiós a la máquina de escribir, las opciones tipográficas se multiplicaron... Y pronto cedimos ante la tentación de escoger entre las opciones del tipo de letra del procesador de palabras una que expresara de alguna manera un rasgo de nuestra personalidad. Se ha vuelto herramienta creativa para todo el mundo.

"La selección de una fuente es muy personal, todos tienen una preferencia de en qué fuente les gustaría ser leídos", afirma el británico Jonathan Barnbrook, creador de más de 30 familias tipográficas, que distribuye mediante Virus, su propia empresa.

Sí, aunque sigamos desconociendo detalles técnicos -como si una tipografía es serif o sans serif- o datos históricos -como que la Garamond data de mediados del siglo 16-, pocos negarán que escoger entre una u otra fuente le dará a la página un aspecto completamente distinto. "Y percibirás también un mensaje diferente", añadirían los diseñadores gráficos y los creadores de las tipografías. Porque ambos están convencidos por lo menos de dos cosas: 1) De que hay en la forma de las letras una belleza que sobrepasa lo que ellas puedan hacer unidas, formando palabras, frases, párrafos, páginas, libros, historias, luminosas cosmovisiones o las más grandes mentiras.

2) Y de que muchas de ellas pueden expresar por sí solas un sentimiento de identidad e, incluso, el espíritu de una época.

"¿Ya fue inventada la tipografía ideal?", se pregunta el diseñador y editor holandés Cees De Jong en Type. A visual history of typefaces and graphic styles (Taschen, 2009), libro en el que ha unido fuerzas y obsesiones con el coleccionista Jan Tholenaar para rastrear la evolución de la letra impresa desde 1628.

Aunque De Jong dejará al lector la respuesta a esa cuestión, dará decenas de ejemplos de cómo los diseñadores de tipografías y su asombroso ojo para el detalle han dotado de vigor a la letra, lo mismo en el siglo 17 que en los inicios del 21, ya bien con la creación de fuentes...

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